Existe una empresa gestionada por las Sirvas de San José que lleva 25 años lavando y planchando ropa para residencias universitarias y colegios mayores, se llama Alavar. Su gerente es Susana de Andrés que nos explica que la empresa comenzó en la ciudad de Madrid, siguiendo el ejemplo de la fundadora de la congregación Bonifacia Rodríguez, que con el fin de dar empleo a las mujeres en situación de pobreza y exclusión abrió un taller de cordones en el siglo XIX.

Este proyecto que nació en Madrid hace 25 años creció tanto que hace unos años que tuvieron que trasladarse a un local más grande en la ciudad de Getafe. Una de las responsables allí es Pepi Sánchez, que llegó a la empresa hace 15 años en circunstancias muy diferentes, cuando era madre soltera de una niña pequeña y necesitaba la ayuda de la Comunidad de Madrid y sus padres.

Ella fue una de las beneficiadas por la obra de las Sirvas de San José. Era madre soltera y necesitaba un trabajo para cubrir sus gastos, pero antes de entrar en la lavandería estuvo en la empresa en otra sección, la de tintorería, donde no acababa de sentirse cómoda. Así que cambió a la lavandería, donde empezó desde cero hasta llegar a su puesto actual de técnico de producción.

En ese puesto, además de supervisar todo, enseña a chicas jóvenes coom Wiam, una joven marroquí de 19 años que llegó a España como MENA hace dos. En esta empresa de inserción le han enseñado un oficio y ha sido el sustento que necesitaba en España para empezar una vida. Ahora puede salir adelante gracias a gente como Susana, Pepi y el resto de sus compañeras, que la han arropado desde el primer momento en Alavar

Alavar presta servicio a cinco centros de estudiantes de Madrid, Cruz Roja y el Ayuntamiento. En 25 años han contratado a 78 personas en riesgo de exclusión de las que casi el 40 por ciento han acabado entrando en el mercado laboral con normalidad.