Las relaciones que se generan entre abuelos, padres, hijos y nietos son tan especiales como curiosas. El comportamiento que se produce varía mucho según el vinculo. Sin ser una norma escrita, si que es habitual que el trato de padres a hijos sea mucho más estricto que el de abuelos a nietos, el cual se caracteriza por ser mucho más afectuoso. Lo interesante de esto resulta en que estos comportamientos, a priori, no se suceden por la propia idiosincrasia de cada persona, sino del rol que se tiene sobre la otra persona. Es decir, el abuelo que con su hijo es severo, con el hijo de este, su nieto, es totalmente contrario. Todo esto siendo la misma persona.

La complejidad del comportamiento humano es tan grande que es necesario amplios estudios para poder sacar conclusiones claras sobre ello. Ese es el caso de Elena Dapra, experta en terapia de familia y gerontóloga, quien atiende a los micrófonos de “Herrera en COPE” para resolver todas las dudas presentes sobre la estrecha relación de los abuelos con sus respectivos nietos.

“Genético no es. Depende mucho de la relación que se establezca y de como la favorezcan los propios padres. La figura del abuelo es muy especial dentro del sistema familiar. Nos aportan muchas cosas, tanto los abuelos con los nietos, como los nietos con los abuelos”, expresa Dapra al ser preguntada por el curioso fenómeno de que la persona que se consigue ser abuelo se vuelve más tierna y menos benevolente con sus respectivos nietos.

El aspecto de la educación es fundamental para los niños. Pese a que los abuelos son una fuente de conocimiento, el papel más trasgresor recae sobre los padres, los cuales se vuelven más exigentes para que sus hijos estudien. Tal y como explicar la experta, “cuando somos abuelos la educación de los niños no es cuestión nuestra sino de los padres. Hay una delegación de esa educación por la que el abuelo o abuela se puede relajar y realmente disfrutar con el nieto”. Esto resulta en uno de los motivos fundamentales para poder entender porque se desarrolla este fenómeno de actitudes.

La idiosincrasia tan determina que tienen las relaciones entre nietos y abuelos parte de algo más que un simple vinculo emocional. Es cierto que esto supone uno de los aspectos claves que explica tan estrecha relación, ya que los abuelos para sus nietos "son una inyección de colágeno añadido" mientra que los nietos hacen que "les mejore muchísimo el ánimo a los abuelos". Pese a todo esto, existe otro motivo basado en la transmisión de conocimientos, lo cual genera una compenetración única: "Las nueva generaciones les hace ponerse al día a través de descubrir nuevas experiencias. Los nietos aportan mucho a los abuelos porque les aporta una estimulación, lo cual para el cerebro esta muy bien ya que es una estimulación cognitiva. Pero esto también sucede al revés”, añade la gerontóloga.

“La situación ha cambiado totalmente. Los abuelos de hace 20 años no son los de ahora, ni los tíos de antes son los de ahora. Con el tema de la pandemia especialmente, hemos cambiado muchísimo las relaciones y la forma de comunicarnos en ella”, manifiesta Elena Dapra dando así otra de las claves para entender el actual comportamiento de las personas que han empezado a ser abuelos.

El único problema que se sucede con los abuelos es cuando estos ya no están. El vinculo y la figura desaparece de forma física pasando a una serie de secuelas o consecuencias que resultan en un nuevo formato emocional igual o más fuerte: "Son esas pequeñas cosas y heridas que se nos quedan cuando se van, cuando fallecen. Los abuelos son una fuente de enseñanza, son una parte básica que nos cuentan como son nuestros orígenes, como ha sido nuestra cultura, de donde venimos, donde estamos y como ha sido ese recorrido. Al final eso no lo hacen los padres ya que están metidos en la propia educación del niño", expresa la especialista ratificando la importancia de la figura de los abuelos sobre los nietos y lo que sucede cuando esto varía.