Gasolina, diésel y queroseno. Tres combustibles que en ocasiones se convierten en noticia cada vez que se disparan sus precios; pero, ¿por qué son tan importantes? Evidentemente, la respuesta es sencilla, su uso es imprescindible para que prácticamente la totalidad de los vehículos que nos transportan, tengan la capacidad de moverse, de llevarnos y traernos al trabajo o a cualquier lugar de ocio.

Mientras los lugares de distribución de estos combustibles, las gasolineras, están pasando enormes dificultades en estos momentos para no perder dinero en estos primeros de cambio en la política de precios. En España hay actualmente unas 11.000 gasolineras, y todas ellas dispensan gasolina y diésel, además de otras fuentes energéticas como el gas licuado (GLP). Todas estas fuentes provienen del petróleo y su principal diferencia es que están destinados para distintos tipos de motor.

Los motores de gasolina funcionan por compresión, ese procedimiento funciona gracias al trabajo que realizan las bujías. La bujía es el elemento que produce el encendido de la mezcla de combustible y oxígeno en los cilindros, mediante una chispa, en un motor de combustión interna de encendido provocado (MEP), tanto alternativo de ciclo Otto como Wankel. Su correcto funcionamiento es crucial para el buen desarrollo del proceso de combustión/expansión del ciclo Otto, ya sea de 2 tiempos (2T) como de 4 tiempos (4T) y pertenece al sistema de encendido del motor. Esta pieza provoca una chispa que hace detonar la mezcla.

En cambio, el motor diésel funciona por combustión. En este caso La explosión se produce por la mezcla del diésel y aceite y esto hace moverse los cilindros. La detonación es natural y no hace falta bujía. El hecho de que funcione mediante combustión hace que se trata de motores mucho más ruidosos que los de gasolina.

¿Cómo se obtienen los combustibles?

A la hora de obtener ambas fuentes de energía, los procedimientos también son diferentes. La gasolina se destila, realiza unos pasos similares a los que tiene la fabricación de alcohol. Se clasifica por octanaje, que es la capacidad de resistencia de la propia gasolina en el interior de los cilindros del motor. Cuanto mayor sea la cifra, mejor será la calidad del combustible. Por ejemplo, los coches deportivos, cuentan con gasolina de 98 octanos, que aporta más potencia a los motores.

En España, durante muchos años se utilizó la gasolina con plomo, un elemento muy contaminante que, a pesar de que no necesitaba el empleo del catalizador; sin embargo, con el paso de los años se comprobó que los motores expulsaban un gas muy nocivo, por lo que se decidió prohibir su uso.

Por parte del diésel, su invención se remonta al año 1897, aunque no se empezó a comercializar para los vehículos hasta la época de los años 40. Mientras, el queroseno se producía en sus inicios por el carbón, aunque a medida que pasaba el tiempo, vieron viable obtenerlo del petróleo. Comenzó sirviendo de combustible para las lámparas de las farolas de la calle; hoy en día está presente en el mundo de la aviación y es la fuente de energía más barata del mercado.