Una vez aprobada la Ley Transdesde la Comisión de Deontología del Consejo General de Colegios de Médicos alertan de epidemias de transexualidad en determinados grupos de menores señalándolo como “uno de los graves problemas el tema dela influencia social que puede existir”.

Como anota José María Domínguez, presidente de la Comisión de Deontología del Consejo General de Colegios de Médicos, en ‘Herrera en COPE’ no olvidemos que la alta incidencia de transexualidad en determinados grupos pueda estar acondicionada por determinados actores sociales”, de hecho señala que “en determinados colegios se ha visto una incidencia excesiva”.

Desde la Comisión de Deontología consideran que “presuponer la madurez”, en esta ley a los 16 años, “para algo tan importante como es el cambio de sexo en el registro civil y la posibilidad de iniciar acciones de cambio de sexo para eso se exigiría una estabilidad del deseo de transexualidad, una madurez, y una evaluación de equipos multidisciplinares médicos para reforzar esa persistencia si el deseo de cambio de sexo permanece”; denunciado que no está recogido la ley e implorando la necesidad de que “en todas estas situaciones de primar el mejor interés del menor”.

Por eso, Domínguez insiste en la necesidad de asesorar y evaluar a esa persona que quiere cambiar de género por “equipos multidisciplinarios con experiencia en el tema” porque el “papel del médico es imprescindible y en últimos cambios no ha sido tenido en cuenta”

Tasa de persistencia

Otro los factores a tener en cuenta es la persistencia, es decir, si ese deseo de querer cambiar de sexo es real o puede ser algo pasajero y es aquí donde indica José María una preocupación ya que “hay estudios internacionales que demuestra que esa persistencia iniciada en el periodo de no madurez suficiente después no se mantiene”.

Destaca el presidente de la Comisión de Deontología del Consejo General de Colegios de Médicosque “hay una tasa suficientemente elevada de no deseo de persistencia para extremar la precaución en todas las leyes”, una tasa que se sitúa en torno al 50%.

También habla Domínguez de la irreversibilidad, del no retorno cuando ya se inicia el proceso de cambio de sexo que “no depende solo del cambio sino por los cambios psicológicos, el aceptar públicamente que se quiere cambiar de sexo y además haber iniciado un tratamiento produce cambios irreversibles”. Insistiendo nuevamente en la tasa de persistencia ya que si se arrepiente, esos “cambios médicos y psicológicos van a ser irreversibles”.