La autopsia de Isabel, la anciana presuntamente envenenada por su sobrina y el actor Luis Lorenzo, revela que murió por "intoxicación aguada por metales pesados", cuya presencia se detecta en "niveles muy superiores a lo normal". La cantidad de cadmio detectada en el análisis forense sería 200 veces superior al límite normal, mientras que la concentración de manganeso que se encontró en el cuerpo es veinte veces superior a la habitual.

La autopsia pone de manifiesto que la ingesta se produjo en un momento cercano a la muerte. En concreto, la causa de la muerte sería intoxicación por la ingesta de cadmio, un metal presente en productos de pintura como el óleo, y del metal manganeso presente en maquinaria agrícola.

Luis Lorenzo y su mujer Arancha Palomino, están siendo investigados por el presunto homicidio de la tía de su mujer. La pareja fue detenida la semana pasada por la Guardia Civil a raíz de una denuncia del hermano de la víctima, de 85 años, que instruye la magistrada de Arganda del Rey.

Sin embargo, antes de todo esto, el origen de la historia es el siguiente. Tanto Luis como su esposa, Arancha, traen a Isabel de Asturias a causa del gran cariño que dicen tenerle a la mujer. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, los actos que suceden demuestran mayormente lo contrario.

El 1 de julio de 2021, Isabel está en la casa del matrimonio, pasó a encontrarse mal y decidieron llevarla al hospital. Después de un tiempo en la sala de espera, Arancha se levantó cuando preguntaron por los familiares de la anciana. El médico de turno le contó a la mujer que su tía estaba sufriendo un ictus y que debía ser trasladada al hospital de Arganda del rey para ser debidamente atendida. Finalmente, decidió dejar allí a la anciana con la cuidadora, y marcharse a casa a ayudar a su hija con los deberes.

Antes incluso de este suceso, en el pasado mes de abril de 2021, en un centro comercial de RIvas Vaciamadrid, apareció Isabel sola, sin compañía y completamente desorientada. Cuando la policía la identificó, se puso en contacto nuevamente con el matrimonio. La respuesta fue que sí efectivamente habían dejado a la anciana en el centro comercial, porque tenían que irse a hacer unos recados. Tras demostrarse, resultó que esos recados era pasar la tarde en el parque de la Warner de Madrid.

Hubo otra ocasión en la que varios de los vecinos de la urbanización en la que residen, notificaron que encontraron a Isabel por las inmediaciones del edificio, en concreto por la zona del parking, donde al parecer bajaba a utilizar los aseos porque no tenía permitido acceder a los de la casa. Lo más llamativo de todo es que Isabel, a pesar de todo, no comenzó a padecer demencia hasta que llegó a Madrid.