¿Cuánto cuesta morirse en nuestro país hoy en día?

En vísperas de Todos los Santos, con muchos españoles visitando los cementerios y acordándose de sus difuntos, nos hemos querido hacer una pregunta: ¿cuánto cuesta morirse en España? En esto, como en tantas cosas, hay diferencias y decisiones estratégicas a tomar

Lo que está claro es que el funerario es un sector que nunca quiebra. Pase lo que pase, siempre tendrá clientes involuntarios. Hoy en día, el coste medio de un entierro supera los 3.500 euros, lo que supone que, en la última década, con crisis de por medio, el coste de morirse ha subido un 50%. Sin duda, la subida del IVA del 8 al 21% ha contribuido a ello.  Así que no es de extrañar que España sea el país europeo con más tanatorios por habitante. Si les parece, vamos a echar cuentas... Un ataúd puede ir de los 600 a los 2.600 euros, aunque la media suele situarse en 1.200. El alquiler del nicho varía mucho del lugar donde lo contrates. Un alquiler de cinco años puede moverse entre menos de 100 euros, hasta 1.500. Y si hablamos de incineración, opción por la que opta el 36% de la gente, y subiendo, la OCU asegura que el precio medio en España está en los 657 euros. Barcelona es la ciudad más cara para dejar este valle de lágrimas.  Un funeral se puede ir a los 6.500 euros, mientras en Granada la última factura de nuestra vida no pasa de los 2.500. Y, claro, con tanto gasto, una de las preguntas recurrentes es. ¿Merece la pena contratar un seguro? En torno a la mitad de la población tiene un seguro de decesos. Sus partidarios argumentan que merece la pena, simplemente, para evitar a los familiares, en un trance tan doloroso, tener que ponerse delante de un catálogo a elegir cajas y flores. La OCU, en cambio, más fría en su planteamiento, asegura que a largo plazo los seguros no salen a cuenta. Sea como sea, morirse cuesta dinero y supone más de un trámite.  El traslado del difunto, el velatorio, la gestión del certificado médico, la tanatoestética.  Y luego está la tendencia a personalizar los funerales. Cada vez más, las funerarias sirven la bebida preferida del difunto, personalizan el hilo musical con sus canciones favoritas, editan un vídeo homenaje y hasta ofrecen un servicio de transmisión online.