La delincuencia es ya el principal problema de los barceloneses según el barómetro del Ayuntamiento. No es para menos, teniendo en cuenta que las denuncias por hurtos en la capital catalana fueron de 109.154 en 2018, lo que supone un crecimiento del 17% con respecto a 2017, según datos del Ministerio del Interior.

Una preocupación que también ha llegado a la clase política de ámbito municipal. Prueba de ello es que en el acuerdo firmado entre Barcelona en Comú y el PSC para gobernar la ciudad se contempla el refuerzo de la seguridad con una Concejalía específica para tal fin.

Claro que para que la preocupación haya llegado a la administración local, ha sido necesaria previamente la insistente queja vecinal, que ha procedido de sectores tan diversos como comerciantes, turismo, hostelería y plataformas de vecinos. Las cifras hablan por sí solas. Los últimos datos oficiales revelan que el índice de robos violentos en Barcelona ha aumentado en más de un 30% durante la primera mitad de este año.

Según ha dicho el portavoz del Sindicato CSIF Mossos d'Esquadra este martes en 'Herrera en COPE', Juan José Torrrente, la situación es “muy preocupante. Es el reflejo de la falta de seriedad con la que durante estos años se ha tomado la seguridad pública. Toda la sociedad está sufriendo esta lacra”.

El agente ha explicado que “es necesario personal. Estamos muy mal, hay muchas comisarías que apenas sacan patrullas a la calle”.

Su testimonio ha sido confirmado por Luis Llanas, presidente de la Asociación de comerciantes Creu Coberta y vicepresidente de la Fundación Barcelona Comercio, que ha dicho que la situación “es preocupante. Se está viviendo una situación que no tendría que ser ususal, pero que se ha convertido en normal”.

Llanas ha explicado que “son 850 comercios y más de 2.500 personas que viven directamente” de este sector las afectadas. Hay “100 denuncias por semana, lo cual es intolerable. No puede ser que una persona tenga 30 o 40 delitos y no pase nada. Estamos en un bucle sin salida”, por lo que ha reclamado “más guardas urbanos y mossos”.

El juez Vázquez Taín ha dado una visión jurídica. Como ha explicado, un hurto es la apropiación de un bien ajeno que se convierte en un robo si se emplea fuerza en las cosas o violencia y/o intimidación en las personas. Por ejemplo, si se rompe la caja donde está el bien robado o se utiliza la violencia contra la víctima.

“Los delincuentes siempre utilizan los nichos de impunidad”, ha señalado el jurista, que ha abogado por más medios, así como por la informatización necesaria para poner freno a esta situación.