Carlos González Pintado está ahora jubilado, pero tenía ese tipo de trabajo difícil de explicar pero fácil de disfrutar. Para una de sus hijas, explicar su trabajo se resumía muy fácilmente:

Su padre trabajaba lanzando cohetes a la luna.

Una de las profesoras llegó a llamar por teléfono para prevenir de que la niña no estaba en sus cabales. Carlos entonces trató de explicar cómo era su función de Jefe de Operaciones en el Complejo de Comunicaciones Espaciales de la NASA en Madrid. Ha participado en todos los viajes Apollo, el Apollo-Soyuz, el Skylab, el Transbordador Espacial, y todos los vuelos científicos robotizados.

Entonces, si, la niña estaba en lo cierto. “Cuando yo dejaba mi trabajo, cambiaba el switch, y comentaba pocas cosas en casa. A veces algunos amigos míos me preguntaban cosas porque lo leían en la prensa.”

Lo suyo era casi el destino porque de pequeño, tu padre te subió a la azotea del edificio donde trabajaba de portero y te enseñó el Sputnik-1, el primer satélite artificial de la historia. Ahí ya empezó tu curiosidad... “ahí empezó mi curiosidad porque entonces no había contaminación lumínica y se podía mirar muy bien al cielo”.

Acabar en la NASA fue un cúmulo de casualidades. Desde principios de los años 60, las estaciones espaciales de la Sierra de Madrid jugaron un papel central en la conquista del espacio. El propio Neil Armstrong, dijo que «Sin las vitales comunicaciones mantenidas entre el Apolo 11 y la Estación Apolo en Madrid, su aterrizaje en la Luna no hubiera sido posible». Cuando el hombre llegó a la Luna, Carlos, era el supervisor de los técnicos que asistieron el alunizaje del módulo lunar, en Robledo de Chavela. Hubo una avería en un repetidor y “había que buscar las alternativas a toda velocidad, porque con cualquier paro de comunicación de voz, se paraba la misión.”

Le pregunta Herrera por su opinión del futuro de un viaje tripulado a Marte, y dice, que “tiene muchos problemas que están aun sin resolver, y parece que nos lo pintan fácil para que la NASA pueda obtener dinero por el interés social, pero yo no lo veré”. Dice que la tecnología podría hacernos llegar a Marte pero “¿cómo tratar con la radiación cósmica en un viaje tan largo? Hay muchos problemas, incluso de tipo social: imagina 5 o 6 personas 6 meses viajando juntos 24 horas en un lugar pequeño, se matan”.

Hay gente que no entiende lo que el desarrollo espacial está contribuyendo a la mejora de su vida diaria... Dice González Pintado que “por cada dólar invertido en la investigación espacial, un porcentaje va a nuestra vida diaria, las lentillas son un invento de NASA, los marcapasos los mejoró la NASA, los medicamentos para el mareo están gracias a la NASA o incluso los tubos de pasta dentífrica son inventos de la NASA”.