Barbosa: “Volvemos al dilema de hacer las cosas con cautela o asumir ciertos riesgos”

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¿Qué tal, buenos días? Saludos de Sergio Barbosa, en nombre de la gente que hace posible ‘Herrera en COPE' en este miércoles 29 de diciembre de 2021.

Hemos puesto un contador aquí en el estudio, con la cuenta atrás de 2021, y ahora mismo nos dice que, a este año 8.760 horas que tenía, ya sólo le quedan 64. Pero, amigo, 64 horas en la España del “Sanchismo y la pandemia” pueden ser, como decía Juanito, que en paz descanse, ‘Molto Longo’.

Pues no están pasando cosas, pues no está siendo entretenido el tren de los líos pandémicos, cuyo maquinista, miren, vendría ser el guionista de todo lo que está pasando.

Porque, ciertamente, como guion todo esto no tiene desperdicio. Cuando parece que te vas a aburrir, pum, giro de guion, nueva trama, nuevos líos y nuevas preguntas, que se van agolpando a media que el tren va pasando por las diferentes estaciones.

CONTAGIOS EN ALZA POR LA ÓMICRON

Pasada ya la Estación de Nochebuena, conexión con estupor por las cuarentenas inesperadas, nos dirigimos a toda velocidad a la de Estación Nochevieja, conexión con restricciones al ocio nocturno. Y espérate, porque al fondo ya estamos viendo la estación enero, trasbordo con ‘vuelta al colegio de los niños’, que ahí tendremos otro dilema importante, visto lo visto, sino, tiempo al tiempo.

Ahora iremos con eso y le daremos otra vuelta al gran debate que ahora tenemos encima de la mesa. Que es si ómicron nos permite, ahora mismo, o no, pensar en acortar algo las cuarentenas. No ya de los contactos sociales (que ya las quitamos), sino de los propios contagiados.

Pero, en un día como hoy, en el que Pedro Sánchez va a hacer balance de este 2021, a uno como que le viene a la cabeza lo que pronosticó el propio Sánchez sobre este mismo 2021, hace justo un año. Éste tenía que ser el año de la vacunación y de la recuperación económica. Y ciertamente, 2021 pasará a la historia como el año en el que la inmensa mayoría de la población española se vacunó contra el covid, y esa vacunación ha permitido reducir drásticamente la mortalidad. E incluso, con el tsunami tan tremendo de contagios que estamos teniendo en este mes de diciembre, los hospitales están aguantando el tipo.

Ayer, por cierto, 99.0671 contagios en 24 horas, con la incidencia en 1.360 casos por cien mil habitantes y, en un día, 114 fallecidos.El parámetro que ahora no hay que perder de vista es el saldo en los hospitales, porque es lo que nos permite ir tirando, en medio de este caos, sin que esto descarrile.

Bueno, pues en una jornada, ese saldo ha sido de 300 personas más en planta y 21 más en UCI. En el conjunto de España, tenemos 2.200 ingresados más que hace una semana. Es decir, siguen aguantando los hospitales, aunque el pequeño incremento diario de ingresos sigue siendo sostenido.

Última hora covid: Sanidad notifica 99.671 nuevos contagios y 114 fallecidos en las últimas 24 horas

ESPERANZA ECONÓMICA

Eso por lo que se refiere a lo sanitario. Y si retomamos el hilo al balance de este año que ahora termina, peo en lo económico, ciertamente (faltaría más tras haberse levantado el Estado de Alarma), la economía ha tomado oxígeno tras el desplome brutal del 11% del PIB que sufrió en 2020.

El problema está en que ni la pandemia nos la hemos quitado de encima del todo (y ómicron ha venido a fastidiarnos las fiestas navideñas) y ni la recuperación tiene el brío que hubiésemos deseado todo.

Decía el Gobierno que íbamos a cerrar este año con un crecimiento del 6’5%, y ya ni el Gobierno confía en que lleguemos ni siquiera al 5. Y eso que el tercer trimestre fue mejor de lo previsto y cerró con un crecimiento del 2’6%, pero es que, aun así, para cumplir con lo que deseaba Moncloa estos tres últimos meses del año el subidón debería ser del 7’8%, que a eso, por desgracia, no podemos llegar ni hartos de vino.

Y menos con el perjuicio económico que, a última hora, ha hecho ómicron o que va a hacer en la hostelería, el ocio nocturno, además de las numerosas bajas laborales y cuarentenas que está provocando.

Este borrón, no tan dramático en los hospitales, pero sí muy caótico en la logística de nuestro día a día también va a tener su repercusión en la economía.

Así las cosas, ¿qué va a vender hoy Sánchez? Pues seguramente más de lo mismo: “si os prometí que íbamos a tener fin de la pandemia y recuperación económica. Ahora sí que sí tenemos que estar a tocar, tenemos que estar a punto de conseguirlo”.

Y, miren, en esto, esperamos que realmente los deseos del presidente se cumplan, porque será positivo para España. Otra cosa son los métodos o las herramientas económicas que haya diseñado Pedro Sánchez para pilotar 2022.

Unas cuentas que priorizan el gasto, basadas en unas previsiones de ingresos absolutamente irreales, porque presumen una fortaleza de la economía española que todavía no se da y no se sabe cuándo se va a dar, porque son muchos los organismos que consideran que, hasta 2023, no estaremos como antes de la pandemia.

PRESUPUESTOS APROBADOS

Pero, hasta que se demuestre que estas cuentas van a sobrepasar los objetivos de déficit y van a incrementar, aún más la deuda desbocada e la economía española, pues Sánchez tiene tiempo para presumir de cuentas aprobadas en tiempo y forma.

Presumía mucho el Gobierno ayer de que hasta 15 formaciones han dado apoyo a las cuentas, algo inaudito, que demuestra, por otro lado, que el Frankestein que puso a Sánchez en la Moncloa sigue engrasado para las cosas importantes.

Eso sí, Sánchez sigue siendo Sánchez, y ayer se calló que ha aprovechado esos presupuestos para camuflar hasta 25 reformas legales, algunas que no tienen que ver nada con la economía.

En todo caso, decíamos que el Frankestein ha estado unido en la aprobación de los presupuestos. Claro, otra cosa es que ese Frankestein siempre se lo cobre en carnes y siempre funcione a base de amenazas y chantajes.

Superados los presupuestos en los que los socios del Gobierno han sacado la tajada correspondiente, ahora la batalla se traslada a la reforma laboral.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

REFORMA LABORAL

Reforma que ayer aprobaba el Consejo de Ministros para que entre hoy mismo en vigor, pero que deberá ser convalidada por el Congreso.

Y ahí es donde viene el problema. Como esa reforma ha venido a ser un término medio, en el que Podemos y los sindicatos arrancan concesiones, e incluso endurecen la contratación más de lo que cabía esperar, pero no derogan la reforma anterior y se mantiene, por ejemplo, el coste del despido, pues a los más radicales que apostaban por la reforma total no les gusta.

Y tanto Bildu como Esquerra ayer lanzaron serias advertencias al Gobierno. Pues dicen que ahora el Gobierno se está acercando a Ciudadanos para garantizarse que esta gente no sea capaz de tumbar una reforma laboral que ya hoy entra en vigor y que hace que las empresas deban adaptarse a la nueva norma en un plazo de tres meses.

En teoría, el gobierno de Sánchez prometió a los empresarios que en el Congreso no se tocaría ni una coma, porque ya bastantes críticas internas y del PP ha recibido la dirección de la CEOE por haber transigido con algunas cosas. Pero, he aquí, que la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha venido a generar un poco más de incertidumbre al decir, así muy con su estilo cariñoso, que va a escuchar con cariño a sus socios de legislatura.

Claro, que la señora que dijo que derogar, para ella, en realidad no significa derogar, ahora habrá que saber qué quiere decir con “tengo la vocación” de no cambiarlo. Porque lo mismo quiere decir esa era mi intención, pero al final sí la voy a cambiar.

Así que vamos a ver cómo se conjuga eso de no tocar ni una coma para que los empresarios no se salgan del acuerdo, con darle cariño a los socios del Frankestein, porque puede ser como hacer una tortilla sin romper un huevo.

En fin, en lo que el Gobierno arregla sus líos y chantajes parlamentarios ¿cuál es el punto fuerte de la reforma laboral?

Pues que se trata de combatir la temporalidad del mercado laboral. La duración máxima de los contratos será de seis meses, pero se puede alargar otros seis meses, a través de la negociación colectiva. Sea como sea, este nuevo sistema hace desaparecer el que se conocía hasta ahora como contrato por obra y servicio.

Ahora, las empresas tienen tres meses para adoptar la nueva regla de temporalidad, a la espera, como decimos, de si el Frankestein es capaz de enredar en el Congreso con esta reforma o la cosa, finalmente, se queda como ha sido aprobada en Consejo de Ministros.

Yolanda Díaz no incluye a Calviño en los agradecimientos por el acuerdo de la reforma laboral

LA CUARENTENAS, A DEBATE

Y, nada, lógicamente, hoy será otro día de hablar largo y tendido sobre la pandemia y sus consecuencias. Como decíamos, hoy el gran asunto a debatir será el de las cuarentenas.Porque hoy el Consejo Interterritorial de Salud va a estudiar la posibilidad de reducir las cuarentenas de los contagiados de 10 a 5 días.

Esto es algo que ya se ha hecho en Estados Unidos, siempre y cuando los contagiados sean asintomático y se comprometan a usar la mascarilla en todo momento, que ya eso es confiar en cada cual.

Entienden los que apoyan esa medida que un asintomático de ómicron, por lo que se está viendo, desarrolla antes la enfermedad y necesita menos días para empezar a tener una carga viral lo suficientemente baja, o residual, como para dejar de ser contagioso.

Pero los estudios que van más en esa línea, por lo que se está viendo también, en realidad, ponen el corte, como mucho, en un mínimo de 7 días, que es a lo que ha reducido la cuarentena el Reino Unido.

Y luego hay virólogos que consideran que lo suyo sería hacer una PCR de fin de cuarentena, que certificara que la persona es negativa para poder seguir circulando.

Y que hay gente que se tira diez días y más siendo contagiosa y que lo de poner el foco sólo en los asintomáticos y echar las cuentas a ojo de buen cubero, simplemente con un límite temporal, pues que puede ser peliguado.Porque un asintomático que da positivo en un antígeno, normalmente, es que tiene una carga viral muy alta que no se va en cinco días, ni en siete.

Así que aquí volvemos a estar en ese dilema entre hacer las cosas con la cautela que siempre demanda la ciencia o asumir ciertos riesgos ante el colapso que estamos viviendo en la atención primaria y en el mercado laboral.

Esto, los que toman las decisiones, no lo vieron venir y ahora, en pleno guantazo, en pleno casos, se está buscando la manera de, sin pasarse de la raya, ser lo menos exigentes posibles, dentro de un límite.

Encontrar ese límite, sin pasarse ni quedarse cortos, y explicándoles a la gente las cosas como son, será la madre del cordero.

De momento, el tren de la pandemia no para y vamos gestionando las curvas, como podemos.

Sanidad y autonomías abordarán mañana la reducción de las cuarentenas de positivos por covid

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