Miro al presidente Sánchez anunciando desde los altavoces de la sumisión que el próximo mes bajará el IVA del gas del 21 al 5 %. Lo que hace dos días era imposible ha dejado de serlo por dos razones estrictamente políticas. Hemos estrenado campaña electoral, aunque mayo del próximo año parezca muy lejos, y esa baza, solicitada por Núñez Feijóo hace meses, no puede apuntársela el líder de la oposición, aunque para ello haya que recurrir a la mentira convenientemente amplificada.

¿De qué lado está el presidente?

La bajada es significativa, pero hacen falta más decisiones para evitar las catástrofes que se anuncian, que vaya usted a saber si serán tan graves como dicen los augurios y la falta de ideas con que funciona este gobierno casi desde el inicio de su ya larga andadura. Pero no es esto lo más sorprendente del último monólogo, disfrazado de entrevista, de Sánchez.

Afirmar que los etarras trasladados al País Vasco y Navarra van a cumplir íntegramente sus condenas es una osadía, que en este caso no nace de la ignorancia, sino de la desvergüenza. Es este gobierno el que traspasó las competencias penitenciarias y, por lo tanto, veremos muy pronto a los asesinos paseándose por la Euskadi profunda.

Si eso no es una afrenta a las víctimas y sus familias y amigos ya me dirán ustedes. Y encima presume de estar al lado de quienes siguen sufriendo. Puede que esté a su lado, pero para humillarles.