Miro y concluyo que no hacían falta 310 folios para arrancarnos una amarga carcajada. El escrito de la Fiscalía al Tribunal Supremo para evitar que prospere la avalancha de querellas contra el gobierno por su, como mínimo, negligente gestión de una pandemia que se ha llevado por delante a más de cincuenta mil personas, aunque desde el ministerio de Sanidad se nos siga mintiendo con ese descaro que caracteriza todo lo que hacen Sánchez y su banda, palabra sin ninguna connotación peyorativa toda vez que la utilizó el propio Presidente para lamentar profundamente el suicidio en prisión de un preso de la banda, sin añadir terrorista.

Con sólo centrarnos en las excusas para no responsabilizar al gabinete de la multiplicación de contagios de coronavirus la misma noche del 8 de marzo, hay más que suficiente como para irse al juzgado de guardia más cercano. La responsalidad, según el escrito, fue de las autonomías, con Madrid a la cabeza. Los delegados del gobierno ahora resulta que no tienen esa competencia. Pues vamos a ahorrarnos esos 17 sueldos más lo que les cuelga y de paso aligeremos sustancialmente el Consejo de Ministros con su legión de asesores y paniaguados ya que prácticamente todo esta transferido.Todo, menos la desvergüenza. Según las imágenes de las televisiones, los sanitarios sólo protestan en Madrid. ¿Pues saben cuantos de los 440 liberados sindicales acudieron a trabajar durante el tiempo más duro del COVID? 147. Bendito compañerismo.