Este jueves viajo a Zaragoza donde recalo en su gran Feria Agrícola - ¡nada menos que 242.000 visitantes estos días! – y en el Encuentro Nacional de Operadores de Cereales abordaré perspectivas económicas. Después, hacia Madrid, en el MBA de la Cámara de Comercio. De Cataluña a Madrid, pasando por Aragón… ¿Armonización de la fiscalidad autonómica en forma de un traje común en el surtido de tributos cedidos a las autonomías, restándoles facultades regulatorias? ¿O quizá el objetivo es romper la cintura fiscal de Madrid para hacer tributar más a sus ciudadanos? ¿Se castiga a Madrid por estimular la inversión y la actividad económica, crear empleo y dar facilidades a las empresas? ¡Mal vamos! Y más en estos momentos con las consecuencias económicas del coronavirus que agrieta las previsiones y provoca cancelaciones.

Cambio de tercio. Salto a Bruselas, que nos saca tarjeta amarilla de Europa League porque está en jaque la sostenibilidad de las pensiones, con tanta alegría inflacionista, y al final los que saldrán malparados serán los jóvenes por culpa de los excesos de hogaño. Y Bruselas reitera aquello en lo que uno es tan pesado: que atención a la deuda pública y a nuestras finanzas públicas que, tal y como el otro día decíamos, se han desperdiciado los buenos años de la economía para enmendar el rumbo torcido de nuestras cuentas públicas. ¡Del coronavirus al virus deficitario!