El pasado año, María del Pino Betancor abrió una Pizzería en La Laguna, Tenerife, en una zona frecuentada por estudiantes.

Quería volver a cocinar las pizzas que la hicieron muy popular en su Fuerteventura natal, isla que dejó para instalarse junto a su hija Nisa.

Pero a los pocos meses, el negocio no levantaba cabeza. Ni la pizza “Teide”, ni la pizza “Nisa”, ni los postres caseros lograban cautivar a los laguneros.

María del Pino perdió la ilusión. Había invertido sus ahorros y no había logrado cumplir las expectativas, por lo que decidió traspasar el negocio.

Le pidió a su hija que pusiera un anuncio y la joven estudiante, triste por la fallida aventura de su madre, tomó una afortunada decisión. Decidió confiarse a Twitter.

En esta red social escribió: “Mi madre abrió una pizzería hace unos pocos meses y verla así de vacía le entristece un montón. Ojalá que con la magia de Twitter llegue alguien que le guste probarlas”.

Mi madre abrió una pizzería hace unos pocos meses en La Trinidad y verla así de vacía la entristece un montón ���� Ojalá con la magia de twitter llegue a alguien que le guste probarlas ���� pic.twitter.com/aRRUhS9515

— D O V A H K I I N (@ChandieWeed) 15 de marzo de 2019

Su tuit tuvo una repercusión asombrosa y logró llegar a casi cuatro millones de personas.

Ahora, el negocio comienza a despegar. “Vamos a intentar aguantar”, dice Nisa.

Es el milagro de Twitter.