¿Qué lleva a que una persona renuncie a unas condiciones laborales inmejorables -sueldazo y casi 60 días de vacaciones por año- para emprender un proyecto personal incierto?

Pues primero, creer en lo que uno tiene en mente y, segundo, tener muchas ganas de cambiar el mundo.

Y eso es lo que hizo José Moncada hace unos 8 años. Este navarro trabajaba como funcionario para la Comisión Europea.

Desde Bruselas asistió, en primera persona, a una crisis económica sin precedentes que sacudió todos los niveles del sistema financiero europeo, incluido el nuestro. Y fue entonces cuando se preguntó si todo eso se podría haber evitado con un modelo económico más humano , más justo y más sostenible.

Con la respuesta clara hizo las maletas y se volvió para nuestro país donde creó La Bolsa Social: un proyecto que lleva todo este tiempoimpulsando startups que, por ejemplo, apuestan por combatir el cambio climático o que contratan a personas con discapacidad.

Y aunque, ahora, sean cada vez más compañías las que apuestan por todo esto no era así hace una década cuando este visionario lo trajo a España. Y lo hizo incluso, aunque su madre no terminara de entender, exáctamente, a que se iba a dedicar su hijo.