Antes de ayer, el pasado martes, leí un titular del Diario Vasco que decía: “Donostia se convierte en el principal foco de contagios de Guipúzcoa en la segunda ola”. Y, a continuación venía la información detallada firmada por Iker Marín, donde se recogían las declaraciones de la Consejera de Salud, Nekane Muga, una buena especialista en cardiología, que decía que el gobierno Vasco busca preservar y defender la salud de la población vasca, y que la situación de San Sebastián era preocupante.

Ante esta situación preocupante, el alcalde de San Sebastián, concienciado con su deber, ha decidido echar una mano, y tiene un plan para exigir que los 1500 trabajadores del Ayuntamiento sólo hablen y escriban en euskera. Asimismo, del dinero de los contribuyentes, tomará parte de ese dinero para subvencionar a los establecimientos que sólo titulen en euskera. Con estas sabias medidas, el coronavirus desaparecerá de San Sebastián y los centenares de madrileños que suelen ir a veranear allí, posiblemente también huyan de una de las ciudades más bonitas del mundo, más acogedora, y que tiene la inmensa suerte de tener una lumbrera de alcalde como Eneko Goia. Este diplomado en Derecho por la Universidad de Deusto, dijo en su campaña electoral que quería potenciar el turismo. Pues nada, que los turista aprendan, leyendo la carta de los restaurantes, que en lugar de decir “me gustaría comer merluza” tendrán que decir “Legatza jan nahiko nuke”, o acercarse a la vecina Cantabria, que es lo que han hecho muchos vascos, hartos de ETA.

ALSASUA, ENEMIGA DE LA GUARDIA CIVIL

Si les parece una barbaridad de alcalde, hay otro alcalde, en Navarra, Javier Ollo, alcalde de Alsasua, que acudirá el próximo sábado a la manifestación del Ospa Eguna, o sea el Día contra la Guardia Civil. Don Javier Ollo, que pasó de pasante de un despacho de abogados a ser una pasada de alcalde, también está dispuesto a echar una mano contra la pandemia y el lema de este año logrará evitar decenas de enfermos, porque el lema es “Vosotros sois el virus”, o sea, los guardias civiles.

Algunos guardias civiles todavía no han podido tomar vacaciones este año. Primero, porque durante la alarma, se multiplicaron los controles de tráfico y tuvieron que atender largas jornadas. Asimismo, en las localidades rurales, visitaban a las personas mayores, les llevaban alimentos, y fueron imprescindibles sus vehículos para ayudar en los traslados a personas con dificultades de movilidad. Esta sobrecarga ha impedido las vacaciones de algunos, pero en recompensa y agradecimiento, en Alsasua, recibirán la demostración de que la miseria moral, la podredumbre intelectual, la corrupción de las ideas, tiene un nombre que se llama Alsasua, donde reside uno de esos clubs de fan de los asesinos, que producen deseos de vomitar.