

"Sánchez le atribuyó a la Guardia Civil el lema de 'servir y proteger', que es el título de una serie de policías; el lema es 'el honor es mi divisa', un día te explicamos lo que es"
Jorge Bustos analiza los pitos al presidente del Gobierno en el desfile de la fiesta nacional del 12 de octubre y el vídeo institucional "con todos los tópicos del patriotismo progresista"
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En Madrid, la tarde de ayer se presentó cubierta de nubes, pero no llovió sobre las ventas. Nada deslució el momento histórico. A las 19:37 minutos, José Antonio Morante de la Puebla se dirigió al centro de la plaza nada más culminar la faena del cuarto. El diestro caminaba reconcentrado, decidido, ajeno a los aplausos de toda la plaza que aún reconocían su genialidad. Y entonces hizo lo que nadie esperaba.
Es el momento de la apoteosis. Uno de los mejores toreros de la historia, para muchos el mejor. Se transforma en mito a la vista de todo el mundo a los 46 años. Y Morante de la Puebla salió de la única forma que podía salir ya de una plaza, a hombros por la puerta grande de las Ventas.
El Nobel de la Paz a María Corina Machado
Y si hablamos de reconocimientos emocionantes, tenemos que recordar lo que pasó el viernes cuando se le concedió el Premio Nobel de la Paz a quien más lo merecía, que no era Donald Trump. Aunque si Trump persevera en la promoción de la paz en Oriente próximo, podría aspirar al galardón el año que viene con más crédito que este año. Para saber si un premio es merecido, basta observar la reacción del galardonado. Si esa persona reacciona con sorpresa, con estupor incluso, porque nunca se vio a sí misma, recibiendo ese premio, si dice que no se lo merece, pero no para quedar bien, sino porque así lo siente de verdad cuando nadie está mirando, entonces es que el premio está bien concedido. Y exactamente así es como reaccionó María Corina Machado el pasado viernes cuando descolgó el teléfono.
La emoción que se percibe en la voz del secretario del Comité Nobel Noruego, Kristian Berg, cuando se da cuenta de que acaba de despertar en mitad de la noche a una mujer admirable que está a punto de recibir la segunda mejor noticia de su vida. Y digo la segunda porque la primera todavía no la ha vivido. Esa será la restauración de la democracia en Venezuela. Y gracias al Nobel de la Paz para María Corina Machado, esa noticia está un poquito más cerca. Y con humildad y con inteligencia, la líder opositora al régimen de Maduro dedicó el premio a la lucha de todos los venezolanos y al propio Donald Trump, que con su despliegue naval en el Caribe está aumentando significativamente la presión sobre la dictadura.
El jurado ha premiado, cito textualmente, “a una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de una creciente oscuridad” y hace falta un coraje fuera de lo común para no desmoralizarse cuando un dictador te obliga a vivir en la clandestinidad, te impide concurrir a las elecciones, le roba luego la victoria electoral a tu candidato y te persigue y te amenaza a diario. Otros líderes opositores, antes que ellas se han rendido o se han exiliado. María Corina no.
Y esa resistencia merece el mayor reconocimiento, por mucho que a Donald Trump le haya molestado un poco porque no escondió su decepción. Y no solo Trump, ojo, han pasado 70 horas desde que se anunció el Nobel de la Paz y por más que actualizo el el perfil en X de Pedro Sánchez, estoy quitando aquí al botón, no encuentro no encuentro ninguna felicitación a María Corina Machado. Estuve todo el viernes dándole al F5 y nada, o sea, tenemos a un presidente que felicita un grupo de radicales por boicotear la Vuelta Ciclista, pero no es capaz de felicitar a una mujer que lleva años arriesgando la vida por defender la libertad del pueblo venezolano y la democracia.
¿Por qué? ¿Por qué es incapaz de felicitar a María Corina Machado? ¿Es que no le deja Zapatero el amigo de Delcy? ¿O es que teme la reacción del propio Maduro que conoce algún que otro secreto financiero del gobierno de Sánchez? O, sin conjeturas, ¿no séra que Pedro ya es como Pablo Iglesias, o sea, que se identifica más sinceramente con los chavistas que con los demócratas?
Abucheos a Sánchez
La verdad es que el pueblo, lo que es el pueblo en general, a Pedro no le gusta mucho, ¿eh? El pueblo venezolano y el español no le gusta. Él prefiere alejarse todo lo posible de la gente porque la gente tiene la manía de expresar en voz alta, a veces muy alta, lo que opina de él. Si las opiniones del pueblo coincidieran con las opiniones de los presentadores de Televisión Española, pues saldría más a la calle, pero por desgracia para Pedro no hay tantos millones de presentadores de Televisión Española.
Y el 12 de octubre es un día en el que a un presidente del gobierno le resulta imposible evitar la calle, porque un desfile militar se caracteriza precisamente por eso, porque sucede en la calle. Y a pesar de que Pedro cambió la ubicación de la tribuna de autoridades el día de la fiesta nacional para intentar poner la máxima distancia posible entre él y los españoles, ayer tampoco se libró de oír la música de viento, vamos a decirlo así, interpretada por un número significativo de ciudadanos que acudieron al desfile. Y eso que los asistentes apenas podían divisar este año la tribuna de autoridades.
Vaya por delante que a mí no se me ocurriría pitar o abuchear al presidente del gobierno de mi país, pero tampoco se me ocurriría aspirar a ser presidente. Y si uno es presidente, lo es para todo, no solo para montar en avión. A veces también toca pisar la calle. Y por cierto, tampoco se quedó a los corrillos con la prensa en el palacio real. Pedro dio la espantada ayer después del besamanos. Algo le preocuparía para no hablar con la prensa.
En la tribuna, por cierto, dos novedades. Ahora el presidente de la Generalitat de Cataluña sí va al desfile. Ahí estaba Salvador Illa y bien está que estuviera. Ojo, no sé si eso le ayuda o no aprobar unos presupuestos con Esquerra, pero su presencia en el día de la fiesta nacional, no fiesta plurinacional, fiesta nacional, no debería limitarse a un a un mero gesto. A don Salvador debería servirle para recapacitar sobre ese cupo catalán que de salir adelante solo servirá para debilitar aquello que precisamente conmemora el 12 de octubre. La unidad, la solidaridad, la historia compartida de una nación, no de cinco o seis.
Y la otra novedad fue la ausencia de Santiago Abascal. La justificación del líder de Vox es que no quería blanquear con su presencia a Pedro Sánchez como diciéndole al rey que él sí lo hace. O sea, para estar en un sitio donde también está Pedro equivale a blanquearle. ¿También Leonor estuvo ayer blanqueando a Sánchez? Pero además la ausencia del líder de la tercera fuerza del país comporta un cierto desaire al ejército, a las unidades, a los soldados que llevan semanas preparándose para desfilar. Y seguramente entre esas unidades y esos soldados habrá más de un votante de Vox, ¿verdad? Pero bueno, parece que el partido de Don Santiago ha decidido renunciar al perfil institucional y acentuar más la estrategia antisistema.
El vídeo del 12 de octubre
Pero volviendo a Pedro, ayer difundió un vídeo Pedro Sánchez en el que manifestaba sentir orgullo de ser español. No es inteligencia artificial, se supone que es Pedro de verdad en carne y hueso. Es un vídeo muy revelador, bastante cursi, pero es muy revelador porque contiene todos los tópicos del patriotismo progresista. Diversidad, servicios públicos, memoria histórica. Y el problema no es tanto lo que ensalza como lo que silencia.
Salen unos manifestantes propalestinos, pero no sale la familia real. Sale el ejército, pero apagando un fuego, eh, nada de misiones OTAN. Sale la elección, pero la femenina. A ver si se va a colar Dani Carvajal, que no le saludó la última vez. No hay ninguna referencia a la unidad de España, que es el fundamento mismo de la fiesta nacional. Tampoco hay referencias a la lengua castellana que compartimos con las naciones de Hispanoamérica.
En resumen, es el vídeo de un acomplejado, pero ya se sabe que la izquierda española, a diferencia de la francesa, por ejemplo, tiene una relación cada vez más problemática con España, con España y sus símbolos. Es una cosa freudiana. Y no siempre fue así. De hecho, recordemos que la decisión de celebrar la Fiesta Nacional el día del descubrimiento de América la tomó un gobierno socialista presidido por Felipe González.
También aprovechó el día nuestro presidente para felicitar a la Guardia Civil, pero le atribuyó el lema de "servir y proteger", que es el título de una serie de policías. El lema de la Guardia Civil, presidente, incluyendo a la UCO, es el honor es mi divisa. El honor, Pedro, un día te explicamos lo que es.