

"Precisamente el Louvre tiene la seguridad actual por otro robo; la Gioconda es el mito que es hoy por lo que hizo Vincenzo Peruggia el 21 de agosto de 1911"
Jorge Bustos analiza el robo de película en el museo más famoso de París, donde tres hombres con una scooter has sustraído las joyas de la Emperatriz Eugenia de Montijo
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Pensábamos que estas cosas ya solo ocurrían en las películas. Pero la realidad ha vuelto a superar la ficción. No han sido 11 como en la película de George Clooney, sino tres. Y no han robado un casino, sino el museo más visitado del mundo, el Louvre. Todo comenzó a las 9:30 de la mañana de ayer domingo antes de la apertura al público del museo y acabó muy rápido. Fue un asalto relámpago que duró tan solo 7 minutos.
Tres encapuchados se acercaron en moto a la fachada del Louvre que que está junto al río Sena, una fachada que ahora mismo está en obras. Iban a tiro hecho. Su objetivo era la galería de Apolo, que es una sala barroca que alberga las joyas de la corona de Francia. Bueno, lo que dejaron los revolucionarios sin robar, pero el valor de lo que queda ahí es incalculable. Hubo un tipo que se quedó vigilando en la calle junto a la scooter, junto a la moto, que era una Yamaha, y los otros dos utilizaron un vehículo elevador para subir hasta la primera planta. Rompieron las ventanas con una radial de disco, penetraron en la galería y se llevaron nueve joyas de la colección real, de Napoleón III y de la Emperatriz Eugenia de Montijo, sobre todo. Dos tiaras, dos collares, dos broches, pendientes y la corona de la propia Emperatriz que nació en Granada, por cierto. Personalidad fascinante, Eugenia de Montijo.
Bueno, una vez con el botín, salieron por donde habían entrado y escaparon en la misma moto, en la misma Scooter Yamaha TMAX. Y en la huida perdieron una de las joyas que ya ha podido ser recuperada en las inmediaciones del museo, aunque al parecer ha sufrido desperfectos la corona de la Emperatriz, que está compuesta por 1354 diamantes y 56 esmeraldas. Pero de los ladrones a esta hora del lunes no hay ni rastro y el país vecino está en shock. Lógicamente, el Louvre representa el corazón mismo de la cultura francesa.
El otro gran robo en el Louvre
Los franceses están sorprendidos de que resulte tan fácil robar en el Louvre. Bueno, y los no franceses también lo estamos, pero como recordaba el presidente del distrito, no es la primera vez que sucede. De hecho, el que está considerado el robo más famoso de la historia del arte ocurrió el 21 de agosto de 1911, cuando un hombre de nacionalidad italiana llamado Vincenzo Peruggia aprovechó que el museo cerraba los lunes para colarse dentro y llevar nada menos que la Mona Lisa, la obra maestra de Leonardo. El tipo salió con ella metida en el gabán y la tuvo 2 años escondida en su pisito.
Era un inmigrante italiano que había trabajado en el Louvre un año antes. Había instalado la puerta de vidrio que protegía la obra. Tenía el uniforme blanco de los empleados del museo y sabía cómo estaba fijada la pintura en el marco.
A Peruggia ya lo captaron, lo capturaron a raíz de la entrega del cuadro a un anticuario florentino que dio la voz de alarma. Y cuando lo interrogaron él, pues alegó que su motivación era patriótica. Dijo que Napoleón había robado la pintura de Italia y que su misión era devolvérsela a su país originario, pero esto es falso. La pintura la había comprado el rey Francisco I, que era amigo y protector de Leonardo, que por eso murió en Francia, Leonardo da Vinci. Bueno, por aquel entonces ni la Gioconda era el mito que es hoy, ni los museos estaban dotados de sistemas de seguridad demasiado sofisticados.
Fue precisamente ese robo lo que contribuyó a aumentar la seguridad de los museos de todo el mundo y lo que impulsó la fama del cuadro, porque fue el escándalo del robo lo que hizo que la Mona Lisa adquiriera de golpe una popularidad universal. Los curiosos hacían cola para visitar el hueco que había dejado el retrato. La pintura parecía reproducida todos los días en la prensa y cuando la obra por fin se recuperó, el Louvre ya no paró de recibir visitantes que acudían solo para ver la Mona Lisa. O sea, como hoy.
Hoy, de hecho, es imposible ver ese cuadro con un mínimo de sosiego. La última vez que estuve yo allí hace 5 años, aquella sala del Louvre era un mar de turistas histéricos haciéndose selfies con el cuadro de fondo, sin saber seguramente ni en qué año fue pintado, ni qué es la técnica del esfumato, ni nada de nada, pero da igual. El Louvre hace caja, que es de lo que se trata. Esperemos que recuperen pronto las joyas robadas y que atrapen a los ladrones.
Una paz débil en Gaza
Más valiosa que cualquier joya del lubre, más valiosa es la paz. La paz en Oriente próximo. Y esa paz ahora pende un hilo solo una semana después de la cumbre de Sharm el-Sheij, donde se firmó el alto al fuego bajo la tutela de Donald Trump, que aquel día se mostró muy seguro de que la paz aguantaría.
Pues una cosa es lo que prometa Donald Trump o lo que diga su plan de 20 puntos y otra muy diferente es lo que está sucediendo sobre el terreno. Y lo que está sucediendo es un cruce de acusaciones entre ambas partes de haber roto la tregua. Israel denuncia que milicianos de jamás dispararon contra sus militares en la zona de Rafah con el resultado de dos militares israelíes muertos y tres heridos. Y en respuesta, al gobierno de Netanyahu desencadenó nuevos ataques aéreos que habrían dejado al menos 15 muertos en las últimas horas en la franja.
Y además Netanyahu ha ordenado interrumpir el flujo de ayuda humanitaria a Gaza. Decenas de camiones cargados de medicamentos, de comida. Se han tenido que dar la vuelta ante la imposibilidad de entrar. Los de Hamás, ¿qué dicen?. Pues ellos niegan haber empezado el tiroteo con los soldados israelíes en en Rafah. Denuncian, además que 35 palestinos han muerto y 146 han resultado heridos desde la entrada en vigor del acuerdo de paz. Pero claro, Hamás tiene la credibilidad que tiene cualquier terrorista.
Al parecer lo que lo que ocurrió es que todo empezó cuando varios milicianos de Hamás asaltaron una excavadora militar israelí que estaba encargada de destruir los túneles de la organización yihadista y una unidad infantería israelí acudió a la zona del incidente y entonces se produjo un breve enfrentamiento a tiros contra los agresores. Israel afirma además que los miembros de Hamás cruzan la línea amarilla que delimita las posiciones israelíes después del alto del fuego.
En cualquier caso, lo preocupante es que ambas partes, otra vez se están acusando mutuamente de haber incumplido los términos del acuerdo de paz, qué es lo que lleva pasando los últimos 80 años en Oriente Próximo. La culpa siempre es del otro, pero el daño siempre recae sobre los mismos, sobre la población civil. Israel advierte que si los milicianos de Hamás continúan violando el alto el fuego, la intensidad de la respuesta aumentará, han dicho. Pero al mismo tiempo, desde las filas de Netanyahu aseguran que que el alto del fuego continúa en vigor, pero que las tropas se reservan el derecho a responder si son atacadas. Y luego está el espinoso asunto de los cuerpos, de los 16 rehenes fallecidos que todavía se encuentran en la franja de Gaza. Entrados nadie sabe muy bien dónde. Bueno, el gobierno de Israelí cree que jamás sí sabe dónde están, pero que no quiere entregarlos.
El problema es que empieza a ser muy dudoso que jamás retenga el control total sobre el territorio, porque está en guerra contra otros clanes palestinos armados y hay elementos descontrolados que pueden sentir la tentación de hacer la guerra por su cuenta, aprovechando a para la debilidad de jamás y eso amenaza la continuidad de la tregua. Ayer una delegación de líderes de de Jamás llegó al Cairo para hacer el seguimiento del acuerdo de Alto el Fuego a través de mediadores egipcios. Y de momento la paz aguanta, aguanta, pero es muy frágil, se puede quebrar en cualquier momento. Eh, precisamente sobre el futuro de ese acuerdo de paz en Oriente Próximo, van a debatir los mandatarios europeos invitados a la cumbre mediterránea de Eslovenia, a donde viaja hoy Pedro Sánchez para intentar comprar algo de foco diplomático, pero vamos, tampoco necesita muchas excusas para subirse a un a un avión.
Por mucho que Trump presuma de liderazgo pacificador, es pronto para reconocerle un influjo duradero en Gaza y en Ucrania, donde esperan que el presidente americano les conceda pronto una ventaja militar decisiva, que son los misiles Tomahwk. De momento, Zelenski se fue con las manos vacías del despacho oval a la espera del próximo movimiento de Trump con Putin.