

"¿No había otras fotos en las que al menos Illa y Puigdemont dieran la impresión de estar ambos en pie de igualdad?"
Jorge Bustos analiza el lenguaje corporal de la foto entre el presidente de la Generalitat y el exdirigente fugado Bruselas
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Ojo porque ha hablado Carolina Perles. ¿Y quién es Carolina Perles? Te preguntarás. Bueno, pues Carolina Perles es la mujer con la que José Luis Ábalos estuvo casado cerca de 20 años y no voy a añadir nada más porque ya lo avanza todo ella misma.
“Yo digo de irme, me dice que cómo me voy a ir, que haga el favor, que cómo me voy a ir como una inmigrante fracasada. Una frase que se me quedó clavada y al poco tiempo yo oigo lo de un accidente lo tiene cualquiera. Yo no cogí ese coche jamás, muy poco, pero sola nunca, porque cuando yo he ido con ellos, el que paga todo es Koldo y sobre todo lo que me llama la atención es que me encuentro unas pastillitas azules y dije, pues será para la tensión, para el corazón, para la circulación. Pastillas que son Viagra. Yo tuve que buscar en internet para qué eran esas pastillitas y al volver ni está las pastillas ni está el dinero”.
Bueno, este es el vídeo promocional de la extensa entrevista que la esposa de Ábalos, ahora exmujer, ha concedido a Telecinco. No estamos hablando de Salsa Rosa, ¿eh?, aunque lo parezca, estamos hablando del tipo que llevó a Pedro Sánchez, su hombre fuerte en el partido y en el gobierno y el portavoz de la moción de censura aquella en aras de la regeneración democrática en España. Pastillas azules, xenofobia, dinero opaco, amenazas mafiosas y un escaño que sigue conservando porque Pedro Sánchez lo puso ahí en las listas de las elecciones de 2023.
Ábalos no es una manzana podrida, ¿eh? Santos Cerdán no es otra manzana podrida. Ábalos y Cerdán junto con Koldo son los compañeros de viaje del pelotón del presidente del gobierno y del ambiente moral que reinaba en ese pelotón nació el movimiento que llamamos sanchismo y que todavía gobierna la cuarta economía del euro y que consiste, por resumir, en elevar a la escena pública la amoralidad privada.
La foto Illa – Puigdemont
Pero vámonos a Bélgica. Allí, como sabes, se esconde desde hace más de 7 años el prófugo más famoso de la política española. Un delincuente pendiente de juicio que recibió ayer por la tarde la obsequiosa visita de Salvador Illa, que es un hombre muy amable con aspecto de director de la Escolanía de de Niños Cantores del Escorial o de Montserrat, pero su verdadero trabajo es el de presidir la Generalitat de Cataluña. Así que cuando acude a agasajar a un sedicioso y malversador en fuga, al promotor del desafío más grave a la convivencia entre españoles de las últimas décadas, no acude a título personal.
Va en representación de todos los catalanes, también de aquellos que vivieron aquellos días, los de 2017, con pánico a ser declarados extranjeros en su propia tierra por culpa de unos fanáticos capitaneados por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. De hecho, Salvador Illa era uno de esos catalanes. Incluso los fanáticos de los CDR, esos separatistas a los que Quim Torra animaba a apretar, le pintaron la puerta de su domicilio. Pero yo no recuerdo que entonces Salvador reaccionara pidiendo diálogo porque el diálogo es el motor de la democracia, ¿no? Lo que hizo como cualquier demócrata, fue denunciar el acoso y exigir el cumplimiento de la ley.
Pero ha pasado el tiempo y ahora don Salvador está al servicio de quien lo nombró primero ministro y después candidato a la Generalitat. Y estará al servicio de Pedro Sánchez, al menos hasta que el PSOE pierda el poder y quede subordinado definitivamente al PP. Quizá y Sánchez necesita que Puigdemont le apruebe unos presupuestos, así que manda a Bruselas para tratar de ablandar al prófugo. Y hay que ver las fotos, las fotos que el propio Illa ha compartido en las redes sociales del encuentro de ayer. Atención al lenguaje corporal.
En una foto sale con la boca un poco torcida, con los hombros encogidos junto a un Puigdemont sonriente que saca pecho. Casi parece que va a reventar los botones de la camisa, que disfruta del momento. Y en otra foto sale sentado en el sofá inclinado hacia delante en señal de reverencia con las manos juntas y al lado Puigdemont relajado se echa hacia atrás y apoya los codos en el reposabrazos del del sofá en plan padrino. De verdad, ¿de verdad hacía falta humillarse tanto, presidente Illa? Y ya que lo hace porque le ordenan hacerlo y usted lo acepta, ¿de verdad hacía falta publicitar esa humillación? ¿No había otras fotos en las que al menos dieran la impresión de estar ambos en pie de igualdad, que ya sería bochornoso igualar a un presidente y a un delincuente? Pero es que ni eso. Ah, con razón dijo ayer Puigdemont, no vivimos en una situación de normalidad. Pues toda la razón, Carles, claro que no vivimos en una situación de normalidad porque en Bruselas quien llevó la voz cantante fue el sujeto que está en busca y captura en España y quien le hacía los coros era el representante ordinario del Estado en la comunidad catalana.
Puigdemont quiere volver a España, ya lo sabemos, fue el precio de la investidura de Pedro Sánchez, la infame amnistía y por eso exige que el gobierno garantice ya su impunidad total. Y Salvador Illa, que dijo aquello de ni amnistía ni nada de eso, ¿te acuerdas? No. Bueno, pues ahora le secunda al prófugo y eleva la presión sobre los jueces para que obedezcan al fugado y le apliquen la amnistía integral. Por fortuna, en democracia las leyes no las aplican los delincuentes y ni siquiera los presidentes legítimos, la aplican los jueces y en este caso el Tribunal Supremo que ha razonado jurídicamente que la malversación no está cubierta por la ley de amnistía. Y veremos lo que sentencia luego el Tribunal Europeo, donde este enjuague de la amnistía se empieza a ver como lo que es una autoamnistía sin respaldo social para canjear poder por impunidad.
Pero la reunión de Bruselas no fue lo más grave que sucedió ayer. Hombre, es grave rehabilitar políticamente a un golpista por siete votos, los siete de Junts. Pero es peor trasladar a todos los españoles la deuda de unos derrochadores muy concretos por otros siete votos, los de Esquerra. El Consejo de Ministros aprobó ayer la llamada quita o condonación de la deuda contraída con el FLA por las comunidades autónomas.
El FLA, ya sabes lo que es. Es el Fondo de Liquidez Autonómica que creó el malogrado Montoro, Cristóbal Montoro, en 2012, en plena crisis para evitar la quiebra de las regiones mal gestionadas con Cataluña a la cabeza. Las que gestionaban sus cuentas con equilibrio y responsabilidad como Madrid o como Galicia no necesitaron recurrir al FLA. Y con dinero del FLA, un presidente que se llamaba Arthur Mas se puso a financiar, entre otras cosas, la maquinaria del procés. Y como aquella aventura arruinó el crédito de Cataluña, que ahora no encuentra modo de financiarse en los mercados con la facilidad, por ejemplo, de Madrid, pues los políticos que endeudaron Cataluña ahora le imponen a su rencor que les perdone la deuda y el rencor va y lo hace.
Pero claro, como cantaba demasiado el chantaje indepe, pues el gobierno decidió hacer extensiva la quita a todas las autonomías y así de paso introduce dudas o lo intenta entre los barones del PP, algunos de los cuales gobiernan regiones con una deuda considerable, por ejemplo, Andalucía. Pero Juanma Moreno ha sido suficientemente listo como para desoír los cantos de una sirena llamada María Jesús Montero, que es ministra de privilegios fiscales para Cataluña los días pares y candidata a la Junta de Andalucía los días impares. Bueno, pues Juanma Moreno no ha picado el cebo de la condonación y se ha puesto al frente de la rebelión de los barones populares contra esta quita pactada entre Sánchez y Junqueras. Pero es que además no hay tal perdón de la deuda.
Los tenedores de esa deuda, empezando por el Banco Central Europeo no perdonan nada, para eso son un banco y ahora seguirán cobrando la misma deuda con sus intereses al Banco de España. O sea, el gobierno español lo único que ha hecho o que quiere hacer es cambiar las facturas de cajón. Si estaban en el cajón de la Generalitat por un importe de 17.000 millones de euros, ahora esos miles de millones se pasan al cajón nacional, o sea, se cargan sobre los bolsillos de todos los contribuyentes españoles. Hay votado no en el pasado a Arthur Mas, a Quim Torra, a Carles Puigdemont, o a Oriol Junqueras. Es decir, la quita aprobada ayer es una mutualización del pufo nacionalista, un pago a escote que recaerá sobre el conjunto del Estado, que somos todos, y ahora nos tocará pagarlo vía impuestos.
Así que ojo con la propaganda si vives en una comunidad supuestamente beneficiada por esa quita, que no te vendan que te han perdonado media hipoteca, porque vas a pagar lo mismo que pagabas y además una parte de la hipoteca del vecino, del vecino derrochador que encima quería echarte del edificio o irse él. Y como no ha podido, el próximo paso es dejar de pagar los gastos de la comunidad, que eso es la llamada financiación singular de Cataluña, el próximo chantaje separatista al que cederá Pedro Sánchez con tal de conservar un rato más el cargo. Mira, el gen egoísta del independentismo se resume desde siempre en esta frase dirigida al resto de los españoles: 'Lo mío es solo mío, pero lo tuyo es de los dos'. Y que Junts y Esquerra piensen así es penoso, pero está en su naturaleza. Ahora bien, que un gobierno que se dice progresista haga propia esa doctrina feudal es una estafa de dimensiones históricas.