Hoy ha sido una campanada el documento de 19 puntos que Vox llevó a su reunión con el PP, en el que demostró que le falta un hervor. Hasta el momento, uno creía que la aspiración de Abascal y los suyos, de sentarse con los otros dos para explicarles sus propuestas era una exigencia mínima, qué menos que pedirle al tercero esos votos que tanto necesitan y que la negativa de Ciudadanos a hablar siquiera con ellos era una sinrazón. La descalificación de Vox era un disparate. A ver, Villegas, repasa el video de las europeas 2009 a las que fuiste número 2 en la lista de Libertas, acompañando a Durán Durán, cuando rechazabas “la Europa que nos están construyendo”. Y a ver a quién llamas eurófobo.

Los 19 puntos son una mezcla de aspiraciones surrealistas como cambiar la fiesta de Andalucía del 28 de febrero al 2 de enero para celebrar la toma de Granada por los Reyes Católicos y cosas que no pueden ser, como colar en una negociación autonómica reformas de la Constitución. ¿Qué dejarán para las elecciones legislativas?

Quizá la reforma del tratado de Lisboa. Puede. Vox parece empeñado en justificar el veto de Ciudadanos, o al menos disculparlo. Los más acérrimos afiliados se han pasado la noche sembrando twitter de eslóganes entusiasmados. Valga como ejemplo Un tal Manuel González, que  daba la media de la capacidad de análisis de todos los hooligans de Vox con un tuit como este: “Si el PP y C’s no aceptan las propuestas de Vox pierden ambos en nuevas elecciones. Si aceptan gana Andalucía, gana España y gana Vox”. Ciudadanos hace el mismo análisis. Una repetición de elecciones perjudicaría aL PP y a Vox y beneficiaría electoralmente a C’s, que podría superar al PP y  optar por sentar a Juan Marín en la Presidencia de la Junta. La única postura racional es la de Juan Manuel Moreno Bonilla, que sabe positivamente que no podría mejorar con nuevos comicios después de haber estado a punto de llegar a San Telmo con los peores resultados de su partido en unas elecciones autonómicas. Vox parece haberse hecho asesorar por Pablo Iglesias. El PP se ha plantado. Ya se lo había advertido Nicolás Redondo a sus compañeros socialistas en los comienzos del sanchismo: “si jugamos a Podemos, gana Podemos”.