Ana Velasco, experta en Historia del Arte: "Existen almacenes opacos en Europa con cientos de decenas de obras robadas que se guardan para millonarios como fianza para lavado de dinero"
Expertos destapan en COPE cómo obras de valor incalculable acaban en almacenes opacos como fianza para el lavado de dinero y la venta de armas
Madrid - Publicado el
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El reciente y audaz robo en el museo del Louvre ha vuelto a poner sobre la mesa el complejo mundo que se esconde detrás de la sustracción de grandes obras. En el programa 'Herrera en COPE', con Alberto Herrera, la experta en Historia del Arte Ana Velasco y el perito judicial Jorge Llopis han arrojado luz sobre el oscuro destino de estas piezas, que va mucho más allá del coleccionismo.
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Dónde acaban las obras robadas de los museos, con Ana Velasco | Curiosidades de la Historia
El destino del arte robado: más allá del coleccionismo
Lejos de la imagen romántica del ladrón de guante blanco, la realidad es mucho más turbia. Una pieza que entra en el mercado negro sufre una depreciación automática de hasta un 10 o 15 por ciento de su valor, según explica Llopis. Sin embargo, su utilidad trasciende la mera venta a un coleccionista megalómano.
La clave, según ha desvelado Ana Velasco en los micrófonos de COPE, es el uso de estas obras como moneda de cambio en el crimen organizado. La experta ha explicado que "existen almacenes opacos en Europa, por ejemplo, en Amberes, con cientos de decenas de obras robadas que se guardan para millonarios como fianza para lavado de dinero". Estas piezas funcionan como garantía en operaciones ilícitas, como la venta de armas, un destino mucho más habitual que el de acabar en la pared de un coleccionista anónimo.
‘Art-napping’: el secuestro de obras como nueva modalidad
Jorge Llopis ha introducido otra variable: el 'art-napping' o secuestro de obras de arte. Esta modalidad, que comenzó con instrumentos musicales de gran valor, consiste en robar una pieza para exigir un rescate a cambio de su devolución. Llopis apunta que, en el caso del Louvre, podría tratarse de una opción plausible, dado el incalculable valor patrimonial e institucional de las joyas sustraídas.
Existen almacenes opacos en Europa con cientos de decenas de obras robadas que se guardan para millonarios como fianza para lavado de dinero"
Historiadora del arte
El valor de estas piezas no reside únicamente en sus materiales, que al ser desmontados podrían dar "algún chasco", sino en su historia y procedencia. La corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, una de las piezas del botín, fue elaborada por Alexandra Gabriel Lemonier con oro, 1.353 diamantes y 56 esmeraldas, pero su valor real es ser un símbolo del esplendor de una época.
La sombra de la complicidad interna
Ambos expertos coinciden en un punto crítico: la alta probabilidad de que exista ayuda desde dentro del museo. Llopis ha sido tajante al afirmar que un porcentaje altísimo de los robos en museos "están organizados desde dentro", lo que pone en entredicho los sistemas de selección de personal. El caso del Louvre se suma a una preocupante oleada de cinco grandes robos en museos franceses en los últimos años.
Corona de la emperatriz Eugenia de Montijo
Este patrón recuerda a otros casos históricos, como el famoso robo de la Gioconda en 1911, perpetrado por un antiguo trabajador del museo. Casos más recientes, como la sustracción de varios retratos de Francis Bacon en Madrid en 2015 o el robo de un pequeño Picasso durante un traslado entre Madrid y Granada, demuestran que ninguna colección, pública o privada, está a salvo de una red criminal que ha convertido el patrimonio cultural en un activo para sus finanzas.
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