'Crónicas perplejas': "Del pasado he aprendido a amar el presente y no temer al futuro"

Habla Antonio Agredano de viajes y de viajar en el tiempo

Antonio Agredano
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Habla Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' en 'Herrera en COPE' de viajes y de viajar en el tiempo

Antonio Agredano

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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'

Coger un tren a Madrid a veces me da un poco de pereza, imagínate ir a otra época. Soy como un gato, podría pasar la vida en el sofá de casa y solo saldría de allí para algunas inaplazables obligaciones animales. 

Me preguntó Herrera a qué momento histórico viajaría. Dije Roma casi sin pensarlo. Es una cosa muy masculina, por esto de los gladiadores, el vino, las togas, las fiestas en palacio y ese rollo imperial, lleno de rojos intensos, monumentos y mandíbulas prominentes.

Luego me imaginé en un campo de batalla, contra algún bárbaro enorme, empuñando una de esas espadas. O como un esclavo, aguantando los caprichos del señor de la casa, o como un tabernero, sin más, echando de mi local a algunos borrachuzos. Y pensé: tampoco hemos cambiado tanto.

Cambian los días, la tecnología, las fronteras y las modas. Pero nosotros somos los mismos. Nos sigue habitando el miedo, o el cansancio, o la desesperación, o la injusticia.

Da igual cómo vistamos y dónde lo hagamos. La tristeza siempre será tristeza, en Manchuria o en París. Bajo una pirámide o en un cohete. Lo extraordinario no está fuera, sino dentro de nosotros mismos. Cada época, cada momento, es maravilloso. Nuestras decisiones, nuestras aspiraciones y nuestra búsqueda de la felicidad.

Del pasado he aprendido a amar el presente y no temer al futuro. Si pudiera volver no cambiaría nada. Me dejaría llevar por la emoción, que es el verdadero motor de la existencia. Y entre todos los episodios de nuestra historia, solo pediría ser de nuevo el niño que fui, con tres o cuatro años. Y poder tumbarme al lado de mi abuela María cinco minutos. Y cerrar los ojos y sentir su amor, su calor, su olor y tantas otras cosas que me arrebató el tiempo demasiado pronto. La historia, la verdadera historia, siempre sucede por dentro.

LAs 'crónicas perplejas' de la semana de antonio agredano 

'Crónicas perplejas': "No amamos las cosas, sino aquellos días que dejamos definitivamente atrás"

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