Tengo que decir que es un problema gobernar desde los sentimientos si no tenemos en cuenta la realidad en la que nos encontramos los españoles. Es cierto que a todos nos parece fenomenal que el salario mínimo interprofesional se encuentre en los 950€. Sin embargo, ya se nos "alzó la oreja" aquella vez en la que Eduardo Garzón, el hermano de Alberto Garzón, comentó hace algunos días que aquellas empresas, aquellas entidades que no pudiesen permitirse pagar esa cantidad, tendrían la opción de cerrar.                                   

Se debe porque, según Garzón, dichas firmas no estaban a la altura de las circustancias. Esto último lo digo especialmente porque las pequeñas y medianas empresas constituyen el grueso del tejido empresarial nacional, y parece "estar en la luna" desconocer cuánto cuesta pagar ese capital a un trabajador, y cuánto le cuesta al empleado ganarlo.                                  

La prueba de esto, se encuentra en las manifestaciones de los trabajadores del campo de Extremadura delante del Ministerio de agricultura. Destacar que estos protestaban en contra de esta subida de salario mínimo interprofesional, debido a que traía consigo la pérdida de los puestos de trabajo.                           

El propio Fernández Vara ha apoyado a este grupo, y eso que se trata de un dirigente del Partido Socialista de dicha autonomía. Con ello, tengo que señalar que algo está pasando. Los líderes que tenemos ahora en el Gobierno no saben lo que cuesta ganar 950€, ni se ponen ya en la piel de quienes están perdiendo su empleo.