Existen tres instituciones que deben tener cuidado con Pablo Iglesias, el vicepresidente del Gobierno: 

-La primera es la educación, al parecer Iglesias sabe perfectamente qué hacer con ella, como reducir el espacio que corresponde a la educación concertada. La demanda social ya no será un criterio para anteponer unos colegios y otros. 

-La segunda instancia afectada serán los medios de comunicación. Debido a las fake news, -las noticias mentirosas-, serán objeto de la persecución del poder político. Esto dará que hablar antes o después.

-La tercera y última institución es la que ya se ha visto afectada, la judicatura. Esta fue aludida en el debate de investitura cuando el líder de Podemos, Pablo Iglesias, sostuvo que había juecez que favorecen a sus amigos y cuando señaló que defendería la justicia desde la ley, lo que es una paradoja, algo típico de los países soviéticos. 

El Poder Ejecutivo no puede intrometerse en la tarea que los jueces realizan en defensa de la ley cuando nos encontramos en un país democrático, con una división de poderes. Lo que ha generado un punto álgido cuando Dolores Delgado ha sido designada Fiscal General tras haber ocupado el Ministerio de Justicia, algo absolutamente escandaloso. 

La mano derecha del Presidente del Gobierno continúa así la presencia del poder en el ámbito judicial. Destacar que se trataba de una persona criticada por Pablo Iglesias, especialmente por sus relaciones con Villarejo. Pero, en el momento en que Dolores Delgado se ha convertido en un instrumento del Poder, dichas acusaciones han desaparecido súbitamente. 

No es de extrañar que Iglesias comunicara a los medios que Europa había dado un golpe humillando a la justicia española, una frase típica de los independentistas catalanes. Estos se han llevado únicamente inhabilitaciones de Torra, Junqueras, etc. Así como dos sentencias, del Tribunal Europeo de Luxemburgo y del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que han confirmado punto por punto lo que han marcado los Tribunales españoles. 

No es más que el principio de una nueva batalla que, insisto, va a afectar igualmente a la educación y a los medios de comunicación.