• Martes, 23 de abril 2024
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“Por la ceja y por mis muchos gestos me han comparado con Mr. Bean”

Carlos Sobera, presentador de televisión polifacético, ha estado en Fin de Semana con Cristina para repasar su extensa trayectoria televisiva

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Cristina López Schlichting
@crisschlichting

'Fin de Semana' COPE

Tiempo de lectura: 6'Actualizado 11:26

Encandilar al personal con el simple movimiento de una ceja. Eso fue lo que hizo Carlos Sobera hace ya más de 20 años. Apareció en pantalla, alzó la ceja y nos dejó sin comodines para librarnos de un hechizo que dura hasta hoy y del que queremos profundizar en Fin de Semana con Cristina.

El popular presentador ha reconocido que siempre ha sido “muy expresivo, también facialmente, había quien decía que me parecía a Mr. Bean porque tengo una gran capacidad para hacer muecas, y siempre comunico mucho con la mirada y con los gestos, entonces en el ‘Millonario’ encontré el caldo de cultivo ideal para manejar el lenguaje no verbal porque como era un primerísimo primer plano mío y del concursante y no había más cosas que hacer, pues empecé a recurrir a ese lenguaje para dar un poco de riqueza visual a lo que era un concurso, si no, demasiado sobrio”.

Los fisionomistas dicen que a partir de los 30 años tenemos ya el rostro definitivo, con algunos rasgos que pueden ser heredados, pero también con otros que dependen de cómo nos haya ido en la vida, ¿cree Carlos Sobera que, al final se nos queda la cara que merecemos? “Siempre he dicho que Dios repartió muy bien los cerebros, no conozco a nadie que diga que es tonto, todo el mundo está muy contento con el cerebro que le ha tocado en el reparto, pero con la belleza aquí no está a gusto nadie. Conozco gente guapa que decide operarse, así que creo que no, no tenemos el rostro que nos merecemos o, por lo menos, a mí esa impresión me da”.

Carlos reconoce haber hecho “muchos, muchos” programas de televisión en todos estos años porque “la tele es como la vida misma, hay proyectos que nacen y perduran en el tiempo y otros que se agotan en instantes, es que además llevo 25 años y he hecho cinco años en Mediaset y, por fortuna, de éxito, porque los programas que hago se mantienen. Hago muchas cosas a la vez, a veces pienso que demasiadas, pero van y vienen como son y hay que aceptarlas así”.

Carlos habla emocionado de su infancia porque da pie a tomar conciencia de muchas cosas y de cómo ha cambiado este país: ha cumplido cumplido 60 años, es decir, hablamos de no hace mucho más de medio siglo, pero él recuerda un lugar donde no había agua corriente, donde había fogones de carbón en las cocinas, donde el padre (electricista) se iba a trabajar a las 6 de la mañana y volvía a las 10 de la noche: “Esa España ha existido y ya, afortunadamente ha cambiado mucho, aunque no lo digamos muy alto no sea que vuelva. Fui testigo de esa transformación de España, tenía 7 u 8 años y muchas veces se iba la luz por problemas con la compañía y encendíamos las velas para poder cenar, la cocina era de carbón, el agua corriente no llegó hasta el 64, que yo tenía 4 años, pero recuerdo con 2 o 3 años recuerdo haber ido a buscar agua con botellas, era otra España que parecía muy de pueblo pero es la época que nos tocó vivir. Yo sé que en Madrid en general no se vivió, quizás en algunos barrios, pero no era la norma, pero a mí me tocó vivir y vi una transformación maravillosa en el país”.

Familia oriunda de la provincia de Burgos, aunque su padre naciera en un pueblo de Huesca, por tanto emigrantes en el País Vasco. No aprender euskera no trajo problemas: “Ninguno. Yo estudié y encontré trabajo perfectamente y estuve internado perfectamente. También hay que pensar que el euskera en los 60 no se hablaba, estaba prohibido, en los 70 tampoco y en los 80, cuando comienza la regeneración democrática y España es un país pleno, es cuando se empiezan a recuperar las raíces del euskera y el catalán, del gallego, de todo. A partir de ahí hay una evolución lenta pero siempre ‘in crescendo’ que favorece que el euskera se hable más, y hoy por ejemplo, 40 años después, hay muchísima gente joven, prácticamente la mayoría, que lo habla. Pero entre los que hemos cumplido mas añitos está más chungo el asunto”.

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Entonces la televisión entra en esa casa y, con ella,

personajes como John Wayne, y ahí llegó el gusanillo del espectáculo: “Era culpa de ‘la española’, ponía muchas pelis de John Wayne, igual pone otras pelis y vete a saber, pero ponía mucho a Wayne. Me acuerdo perfectamente que, cuando ponían pelis del oeste, me ponía supercontento porque decía ‘cuando acabe el colegio llego a casa y entro en el paraíso’ y me las veía todas, y a partir de ahí me entró el gusanillo por ser actor y divertirme y pasarlo bien”.

Ahora bien, sus padres no veían que eso del teatro fuera una manera de prosperar en la vida y finalmente Carlos

se licencia con matrícula de honor, incluso se hace profesor de Derecho de la Publicidad en la Universidad del País Vasco durante nada más y nada menos que diez cursos: “Diez años maravillosos que disfruté mucho y aprendí también, sobre todo tablas para estar delante del público, fue una experiencia extraordinaria”.

Pero no todo ha sido un campo de rosas ya que su primera experiencia no fue demasiado alentadora: un programa en ETB, ‘Ciudadanos’, “que creo que ETB importó de TV3 y fue un éxito, pero era una entrega mensual. Les gusté, me encargan un programa de noche (‘late night’), que lo escribo al estilo de los que se hacían entonces con Pepe Navarro y compañía, y deciden ponerlo por la tarde, entonces me dio la sensación de que nos estrellábamos… y eso pasó, con lo que pasé de la gran promesa blanca a estar defenestrado en mes y medio. Pero me vino muy bien porque el tener esa experiencia de realismo en un mundo tan competitivo como el de la tele, de primeras, me hizo tener siempre los pies en el suelo y saber que las cosas siempre son muy relativas, aunque soy realista y prudente, además no puedo ser de otra manera sobre todo estando todo el día expuesto. Hoy puedes tener éxito y mañana fracasar, así que tu valor es hacer tu trabajo lo mejor que puedas y creer en lo que haces, eso te hace mantenerte vivo y alegre”.

Y entonces llegó el bombazo, ‘¿Quiere ser millonario?’, un sitio donde tuvo enorme éxito y que le marcó: “Si llego a fracasar allí quizás no estaría donde estoy ahora porque los fracasos a nivel nacional son distintos que los locales, son mucho peores, te pasan más factura, pero bueno, yo tenía fe en mi vocación en mi trabajo y además tuve fortuna con un gran programa y un equipazo impresionante que tenía en aquel momento T5 y fui el gran beneficiado porque a partir de ahí empezó mi carrera como comunicador”.

Y siempre el teatro. Desde aquel grupo de “La Espuela” que formó en la universidad hasta el día de hoy, que sigue en cartelera con una comedia que se titula ‘Asesinos todos’, que se puede ver en el Teatro Reina Victoria de Madrid: “El teatro no lo dejo, es mi primera vocación, entre otras cosas, porque es la primera forma de expresión artística a la que accedemos todos los actores y de la manera menos exigente porque no es como una película o un programa de tv que tienes que gustar a mil personas y reunir un presupuesto altísimo; no, el teatro se puede hacer con cuatro duros y mucho trabajo, por eso es el primer trabajo natural de todos a los que nos gusta la interpretación. Siempre me ha perdido el teatro, el contacto directo con el público me tiene enamorado, en la vida renunciaré”.

En esta comedia demuestran que, entre risas y bromas, en cuanto nos descuidamos puede asomar una parte muy bestia. Basta que se nos tuerzan los planes que nos trazamos en la vida y podemos llegar a hacer cosas inimaginables, así que… ¿alguna vez ha querido Carlos Sobera matar a alguien? “No de matar, eso nunca, no he tenido instinto asesino, pero desde luego a todos se nos saca de nuestras casillas y perdemos los nervios”. Ni siquiera en ‘First Dates’, donde “por mucho que escuche cosas que me espanten, que me pasa, no tengo ninguna tentación malévola de dar collejas, pero sí que comentamos cuando salen por la puerta. Nos sorprendemos por igual que la gente al verlo en televisión y nos emocionamos por igual o nos entristecemos con comportamientos indeseables, que por fortuna son poquísimos”.

Siguiendo sobre ‘First dates’, no deja de ser un espejo de cómo están cambiando los usos y costumbres a la hora de buscar pareja, algo que Sobera reconoce: “Las redes sociales han cambiado por completo la comunicación, sobre todo entre los más jóvenes, no hablo solo de apps para ligar, hablo de cómo los chavales y las chavalas muchas veces incluso ni siquiera quedan para hablar o jugar o entretenerse o comentarse o preguntarse, han sustituido la conversación real por la virtual, que tiene sus ventajas pero también sus inconvenientes”.

Carlos está felizmente casado Patricia, su mujer, desde 2015, y explica que la clave de la pareja ideal “depende cada uno” porque “el amor es tan distinto como somos distintos las personas, cada uno tiene una clave, pero hay varias que son consustanciales a una relación de pareja: el respeto, la integración, el espacio, la educación y, si lo cimentas sobre eso, es muy difícil que la relación se tuerza. Puede acabarse el amor, sí, todo se agota en la vida, pero acaba bien, con respeto, y sin hacerse daño”.

El presentador, por cierto, ha empezado a grabar lo que va a ser el próximo gran estreno: el retorno de ‘El precio justo’ a televisión, algo que hace que hace que Cristina le pregunte si está abusando otra vez del trabajo porque la salud ya le ha mandado algún aviso: en 2011 le diagnosticaron diabetes tipo 2, producida quizás por el estrés, y hace 3 años, debido a esa diabetes, se le complicó la infección de una fístula y tuvo un principio de gangrena que pudo costarle la vida: “Tienes razón, no te falta en absoluto, pero ahora me cuido más, como mejor, hago ejercicio, tengo control médico… favorece que no se repitan las mismas condiciones que se dieron cuando ocurrió eso, pero tienes razón, hay que cuidarse, no estresarse y, como decía mi padre, ‘no hay que abarcar demasiado que luego se aprieta muy poco’”.

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