John Corcoran nació en Nuevo México y se crió entre los años 40 y 50, tal y como desvela la BBC.

No fue un niño rápido para empezar a hablar. Tardó su tiempo. Cuando empezó a ir a la escuela, tenía la esperanza de aprender a leer como lo hacían sus hermanas. Las cosas allí le fueron bien porque lo único que se pedía de los pequeños es que atendieran las órdenes del profesor.

En quinto grado, John Corcoran dio por perdido aprender a leer. Y eso conllevó que detestara ir a la escuela. Para él se convirtió en algo hostil que había que combatir. Empezaron así sus problemas de comportamiento y comenzó a ser un niño rebelde.

Pero en octavo grado John cambió de estrategia. Decidió que para esconder su “secreto” debía ser el consentido de los maestros y así navegar dentro dentro del sistema.

Su habilidad en los deportes y en cómo manejarse socialmente hicieron que consiguiera su propósito.

John contaba además con grandes dotes para las matemáticas, lo que le sirvió para ir aprobando los cursos.

Podía escribir su nombre y también algunas palabras de memoria. Sin embargo, era incapaz de hacer una oración.

Cuando tenía que rellenar un examen, miraba la hoja de un compañero o se las apañaba para que algún amigo contestara a las preguntas.

Con diferentes trampas fue pasando los cursos hasta llegar a la universidad con una beca de atletismo. John fue aprobando curso tras curso de su carrera universitaria.

Recuerda bien un examen en el que el profesor escribió cuatro preguntas en la pizarra. Las escribió meticulosamente en su cuaderno y se lo pasó a un compañero por una ventana. Su amigo era el alumno más inteligente de la universidad y llegaron a este acuerdo para que John le ayudara a invitar a una chica al baile formal de primavera.

Una vez acabada la universidad, John se hizo profesor. En ese trabajo estuvo 17 año en los cuales encontró a la mujer de su vida y se casó. Su mujer él tuvieron una hija. Fue ella quien descubrió el gran secreto. No le encajaba a la niña, con tan solo tres años de edad, que su padre no le leyera los cuentos como su madre lo hacía. Su mujer se percató y descubrió lo que él había escondido toda su vida.

Así que con 48 años, un día John se dirigió a la biblioteca más cercana y preguntó por el programa de alfabetización de adultos.

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Con gran tesón pudo resolver su problema y así dejar atrás muchos años de sufrimiento.

Le propusieron contar su historia para motivar a quien pudiera estar en su anterior situación. Después de pensarlo, decidió hacerlo. Y así su testimonio se difundió por todos los Estados Unidos. También en programas de gran audiencia en televisión.

*FOTO: bbc.com