Seguro que fue un día muy especial. A lo mejor hasta recuerdas qué estabas haciendo ese día, cómo lo celebraste o con quién lo compartiste. En algunos países cumplir 18 años supone el acceso a la ansiada mayoría de edad. Simboliza el comienzo de la vida adulta y la asunción de responsabilidades con la sociedad. Y el motivo de mayor alegría en muchos casos: implica el acceso a ciertos derechos: Por ejemplo, el de votar en unas elecciones o sacarse el carnet de conducir.

En el estado de Ohio, en EEUU, hay un joven que no va a olvidar con facilidad sus 18 años. Su nombre es Ethan Lin-den-ber-ger y ya ha podido ver cumplido su sueño: Vacunarse.

Ethan Linderberger es un joven alto y más bien delgado. Utiliza gafas y tiene una amplia sonrisa. A todas vistas es un chaval sano. Nuestro protagonista pasó toda su infancia convencido de que las vacunas eran perjudiciales para la salud. De hecho hasta hace nada Ethan no había recibido la vacuna contra la hepatitis ni la de la varicela. Tampoco la de las paperas, la de la tosferina o la del sarampión.

¿Resulta sorprendente verdad? Algo tan rutinario y necesario para muchas personas, es un caballo de batalla para otras. Una de esas personas es la madre de Ethan. Para ella este tipo de terapias son sinónimo de potenciales enfermedades como el autismo o la polio. Pertenece al movimiento conocido como 'Antivacunas'. Ethan es el tercero de 4 hermanos. Sus dos hermanos mayores sí que están vacunados. Pero su madre decidió no hacer lo mismo con Ethan ni con sus otros hermanos pequeños.

La duda había empezado a echar raíces en Ethan. Navegando por Internet, debatiendo en redes sociales, leyendo informes de expertos y buceando en páginas especializadas, le asaltó una inquietud: no sólo era un peligro para sí mismo el no estar vacunado: también podía serlo para los demás, sobre todo para sus hermanos que no estaban inmunizados. Así que una noche se armó de valor.

Jill Wheeler es la madre de Ethan. Antivacunas convencida, no dio más importancia a las dudas que asaltaban a su hijo sobre su decisión de no haberles vacunado. Jill lo atribuyó a un arrebato de rebeldía adolescente, a una crisis que se pasaría en unos meses. Una pataleta pasajera más. Lo que no se esperaba Jill era que poco después Ethan acudiera a una página web y publicara un mensaje pidiendo consejo a los internautas.

La situación en casa empezó a ser un poco incómoda. La idea de que Ethan comenzara a inmunizarse no terminaba de convencer a su madre. Pero eso no le desanimó en su intención de ponerse todas las vacunas necesarias. Un sueño que comenzó a hacerse realidad el pasado mes de diciembre: Ethan ya cuenta con la vacuna de la Hepatitis A, Hepatitis B y Virus del Papiloma Humano entre otras. Y está a la espera de su siguiente ronda de vacunación.

Su madre Jill Wheeler no ha cambiado la opinión que tiene sobre este tratamiento preventivo. Aunque ya no puede prohibir a Ethan vacunarse, sí trata de disuadirle de que siga haciéndolo. Pese a ello, asegura que la relación que mantiene con su hijo es muy buena.

Ethan asegura que no cuestiona el cariño de su madre, pero sí su juicio. Ahora este joven trata de ayudar a su hermano pequeño, de 16 años, para que logre vacunarse, igual que ha hecho él.

A sus 18 años Ethan ya se ha convertido en un referente para todos aquellos que abogan por la utilización de las vacunas para prevenir enfermedades.