Se jugaba el tercer partido de la Eurocopa, Dinamarca-Finlandia... corría el minuto 42, y Christian Eriksen, la estrella de Dinamarca se desploma sin causa aparente. Los jugadores, al verlo tendido en el suelo y con la mirada perdida, se dan cuenta de la gravedad. Entran las asistencias médicas mientras jugadores y aficionados se estremecen. Uno de sus compañeros, sin perder los nervios, coloca a Eriksen en la posición correcta y evita que se trague la lengua.
Se activa el protocolo y comienza la reanimación del jugador. 15 minutos después, el jugador es evacuado. Un pulgar levantado tranquiliza al mundo del fútbol. 45 minutos después, la UEFA informa que ha sido estabilizado y está despierto.
Uno de los médicos de la selección danesa que atendió al jugador sobre el campo ha contado cómo fue la secuencia de los hechos: Dice que cuando llegaron estaba de lado, respiraba y sentía su pulso, pero de repente lo perdieron...y comenzaron el masaje cardíaco”.
El desfibrilador, una vez más, fue una herramienta fundamental...para salvar la vida de este jugador.