Candela Serrat, actriz: "Necesito unas buenas palomitas a mi lado. Me gusta ir al cine, pero si las palomitas no están a la altura, me arruinan la experiencia"

Candela Serrat se define con humor en redes sociales como “actriz y auténtica maestra de las palomitas”. Y lo cierto es que lo dice muy en serio. “Soy capaz de no ir a un cine si no me gustan las palomitas”, confiesa entre risas en una conversación con Cristina López Schlichting en Fin de Semana, de COPE. “Necesito una buena palomita a mi lado. Me gusta ir al cine, pero si las palomitas no están a la altura, me arruinan la experiencia”, añade. 

Más allá de su amor por el cine y ese ritual tan clásico de las salas, la hija del cantautor Joan Manuel Serrat y de la cantante Candela Tiffón se encuentra inmersa en una etapa teatral intensa y emocionante. Actualmente protagoniza Todos Pájaros, una obra que dirige Mario Gas y que se representa en los Teatros del Canal de Madrid hasta el 8 de noviembre.

“La obra habla del amor y de la herencia del dolor”

Todos Pájaros, escrita por Wajdi Mouawad, es una historia de amor con el conflicto palestino-israelí como telón de fondo. “Al final, la trama es el amor, como en todas las historias”, explica Serrat. “Es el amor entre dos personas que se creen alejadas de esta rivalidad tan dolorosa, pero que acaban arrastradas por la herencia familiar y el peso del pasado”.

Candela interpreta a Wahida, una estudiante de historia marroquí que vive en Nueva York y se enamora de un joven israelí. “Son dos personajes que piensan que están por encima de las etiquetas, pero la realidad y la herencia del dolor acaban alcanzándolos”, señala.

Aunque la acción transcurre en 2017, la actriz reconoce que el público actual la recibe de una forma distinta, marcada por la actualidad internacional. “Es terrible ver cómo, desde los años 40 hasta hoy, el texto sigue tan vigente”, lamenta. “El público viene más sensibilizado, más implicado emocionalmente. Cada palabra se siente diferente ahora”, añade.

Serrat, que ha trabajado en televisión en series como Seis hermanas, Servir y proteger o La Riera, confiesa que el teatro le ofrece algo que la cámara no puede darle. “La gran diferencia es el público. Yo soy muy consciente del público desde el minuto en el que piso el escenario hasta el final. Esa conexión es mágica”, afirma.

“Además, el teatro es muy generoso. Si un día crees que no ha sido tu mejor función, al día siguiente te da otra oportunidad. Puedes vivir el viaje de otra manera. Eso en televisión no pasa: lo que queda grabado, se queda para siempre”, explica. 

Hija de artistas, Candela reconoce haber heredado de su padre “el amor por cualquier disciplina artística y la pasión por la literatura”, y de su madre “el fuego y la inquietud por muchas cosas”.

“La gran diferencia entre televisión y teatro es el público. Yo soy muy consciente del público desde el minuto en el que piso el escenario hasta el final. Esa conexión es mágica"

Candela Serrat

Actriz

Herencia artística y amor por Shakespeare

Suena la alarma a las 3 de la mañana, le llaman desde la aseguradora y lo que ven en las cámaras la deja aterrorizada: no eran personas ni animales

El thriller y el drama, mano a mano en los estrenos de la semana

Su primera gran inspiración llegó de la mano de Shakespeare. “No iba para actriz, lo que quería era estudiar Shakespeare. Estaba completamente enamorada del autor”, recuerda. “Tuve la suerte de que mis padres me apoyaron para estudiar en su tierra. Luego descubrí que interpretarlo era la mejor forma de vivirlo”. 

Aunque su vida está ligada al teatro, Candela no pierde su entusiasmo por las salas de cine. “Hay quien dice que ir al cine con palomitas no es lo suyo. Yo eso no lo entenderé nunca”, dice divertida. “Lo bonito es llevar a un niño al cine, ese olor a palomitas y refresco… Es lo que todos recordamos. Es parte de la magia”.

Y lo dice con conocimiento de causa: “Mi madre me llevaba a cines de versión original donde las palomitas venían en bolsitas de plástico. Desde entonces soy muy crítica: si las palomitas no están a la altura, me estropean la experiencia”. 

Más allá de su faceta artística, Candela lanza un mensaje final que trasciende el teatro: la necesidad de reflexionar. “Creo que hay que venir a ver esta función por algo que me asusta mucho últimamente: tendemos a tragarnos todo muy rápido”, reflexiona. “Todos Pájaros no pretende dar respuestas, sino ofrecer información para que el espectador piense y debata. Hace mucha falta debatir, sobre todo entre los jóvenes”.

Con esa mezcla de sensibilidad, humor y autenticidad, Candela Serrat demuestra que lo suyo va mucho más allá de la herencia familiar. Ama el teatro, adora el cine y defiende el valor de la conversación. Eso sí, siempre con unas palomitas perfectas al lado.