ETA mataba a destajo y elegía al albur. Y los que murieron, lo hicieron en nuestro lugar porque cualquiera de nosotros pudo recibir el balazo en la nuca o pudo ser objeto del coche bomba y del asesinato. Les prometimos a los que murieron que tendrían siempre nuestro apoyo, que los flanquearíamos y que los defenderíamos. Que los Tribunales y la democracia estarían siempre a su lado.

Este sábado está planeado un homenaje a Henri Parot, uno de los terroristas más sanguinarios. Dicen los Tribunales, dice la Audiencia Nacional, que el acto no se puede prohibir porque es una reunión libre que no tiene apariencia de constituir ensalzamiento del terrorismo y, por lo tanto, vejación para las víctimas.

¿Cómo es posible? Cómo es posible si el acto se planea en Mondragón, la localidad de Henri Parot, elegida por esa razón y se ha produce una marcha que simbólicamente va a desarrollarse durante 31 kilómetros en memoria de los 31 años que lleva el etarra en la cárcel. ¿Cabe mayor evidencia de que se trata de un acto en honor de esta persona? ¿Cómo se puede tolerar semejante cuestión? Puesto que los tribunales no han encontrado indicio, dicen, de delito, tiene que ser la delegación del Gobierno la que se pronuncie. Pero verdaderamente si este acto tiene lugar, caerá sobre nuestra cabeza y nuestra memoria. Será una sombra en el honor de España que hayamos dejado a las víctimas de Henri Parot y a todas las víctimas de ETA por extensión, al socaire de semejante humillación.