"Hoy tengo una alegría de vivir que antes no tenía. ¡Y el lunes me dijeron que voy a ser padre! Todo gracias a Alcohólicos Anónimos"
Laura Rubio se adentra en la realidad de una comunidad que ha salvado la vida a millones de personas en todo el mundo: Alcohólicos Anónimos está de celebración porque cumplen 90 años de vida

Alcohólicos Anónimos cumple 90 años
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"Hola buenas tardes, mi nombre es Alberto y soy alcohólico". Hace 90 años en Ohio -EEUU- dos hombres se reunieron. Ambos eran alcohólicos. Sus vidas habían quedado destruidas por la bebida. Ese encuentro fue el germen de una comunidad que ha salvado la vida de cientos de miles de personas en todo el mundo.
Cada año mueren en el mundo más de dos millones de personas por patologías atribuibles al alcohol. Y en el 90 aniversario del nacimiento de Alcohólicos Anónimos, Laura Rubio trae a Fin de Semana la realidad de un grupo de personas que se reúnen cada semana en un centro de Madrid.

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"¿Quién va a sentir, que no sea alcohólico, lo que siente un alcohólico?"
"Son nada más, y nada menos, que personas ayudando a personas que tienen el mismo problema. Y en su mayoría... consiguen superarlo. Gente que no se conoce previamente. Solo tienen en común ese problema y lo afrontan juntos" comenzaba la periodista. En su visita a un centro del Área Siete, una de las 24 que hay en España, Laura ha podido hablar con Andrés.
Andrés lleva 14 años en esta comunidad que basa la recuperación del enfermo en el recorrido de Doce Pasos: "¿Quién va a sentir, que no sea alcohólico, lo que siente un alcohólico? Fíjate en la gravedad de la enfermedad que el consumo de alcohol está por encima de trabajo, familia... y de la propia vida" explicaba Andrés.
El programa de los Doce Pasos es un proyecto de reconstrucción personal: "Cómo nos enfrentamos a lo que nos ocurre". Y está impregnado de espiritualidad: "Yo no soy religioso" reconocía Andrés "ni practicante. Pero en una ocasión escuché a un profesional sanitario describir la espiritualidad como la calidad de la relación que tenemos con nosotros y con el entorno. Creemos que es necesaria, para una buena recuperación, la creencia en un Poder Superior: Dios, la naturaleza, el universo... porque yo, sin ir más lejos, sin creer en Dios... me creía Dios. Y no".
Cientos de miles de personas han sido capaces de liberarse de la adicción al alcohol en nuestro país gracias a esta comunidad: "Yo no sabía lo que era dar con amor sin esperar nada a cambio. La familia, mi familia, me trataba con amor, pero como yo no lo tenía no sabía apreciarlo. Aquí, todo lo que pueda hacer, lo hago sin esperar nada a cambio. No hay nada que te satisfaga más que ver a alguien que viene destrozado... y que le cambia la vida. Es volver a nacer. Ha sido muy duro. Lo que más siento es el daño que he hecho a mi familia".
Alcohólicos Anónimos lleva implícito en su nombre el anonimato: se comprometen a no contar que acuden a las reuniones y a pertrechar a quienes van. Por ello no existe un censo real de personas adictas que acuden a pedir ayuda a uno de los 600 grupos que hay de A.A en nuestro país.
Lo primero que me dio calor es que se alegraron de verme: hacia años que nadie se alegraba de verme"
Ana lleva años yendo a Alcohólicos Anónimos: "Lo primero que me dio calor fue que se alegraron de verme. Hacía años que nadie se alegraba de verme. Iba muy borracha y aquello me daba vueltas. Pero me sentía bien. Ellos me entendían. Entienden que no era suficiente dejar de beber, que necesitaba algo más. ¿Cómo iba a contar yo a la gente que bebía con dos niños? ¿Esas borracheras horribles? ¿Cómo iba a contar que he robado? Pero pensé: si han podido... yo también. Transformaron mi miedo a la vida en esperanza".

Moneda de A.A que reconoce el año de sobriedad
José Luis llegó a estar en prisión y de hecho, acude a la reunión semanal de A.A con la tobillera de seguimiento: "Me ha salvado la vida. Yo no sabía que esto era una enfermedad. Pensaba que era un vicioso, un poliadicto. Como el alcohol está en todos los sitios... no pensaba que fuera una enfermedad. Dónde más noto la recuperación no es en mí, si no en el entorno. Me ha cambiado la vida".
Cualquier persona puede caer en las garras de la bebida. Cualquiera. Paqui trabaja en el entorno médico y también acude semanalmente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos en las que, asegura, ha aprendido mucho: "Me ha enseñado a vivir de otra forma. Los valores morales que me ha enseñado A.A probablemente fuera no los habría aprendido. Vengo del sector sanitario y pese a ser un sector tan 'pro persona', lo que he aprendido en A.A no lo he aprendido en 40 años de carrera profesional".
Alberto lleva desde los 26 años acudiendo a las reuniones de Alcohólicos Anónimos. Su relación con el alcohol comenzó muy temprano y desde el 26 de diciembre del año 2012 no ha probado una gota: "A día de hoy tengo una alegría de vivir que antes no tenía. Y el lunes recibí una buena noticia... ¡voy a ser papá! Y eso gracias a A.A y a afrontar mis miedos y dejarme ayudar".
Personas que ayudan personas. Si alguien se siente identificado o tiene a alguien en su entorno que pueda necesitar de esta ayuda pueden acudir a la web de A.A.