Nos situamos en la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique. Allí el responsable regional de CESAL, Joao Neto, desarrolla uno de sus proyectos y ha estado en El Espejo de la Cadena COPE analizando la situación crítica en el país.

En los últimos meses esta región está sufriendo ataques de milicias armadas de origen yihadista en una población que sufre con frecuencia condiciones de pobreza severa. Ante esta situación los obispos de Mozambique, los misioneros y las ONG de la zona han decidido dar la voz de alarma.

Joao cuenta para los micrófonos de COPE que su tabajo consiste fundamentalmente en el "apoyo productivo en la agricultura". Explica también, que su trabajo más a fondo ha empezado hace dos años, después de sufrir un ataque.

Dice que "en el primer ataque no teníamos mucha información de la situación, del escalado de la violencia, de los ataques y la situación viene empeorando bastante", aunque Cabo Delgado "siempre ha sido una provincia muy afectada".

Esta situación sigue vigente pero se ha aguizado por un ciclón que azotó el país el pasado mes de abril y por el escalado de la violencia que ha empezado al norte de la provincia con Tanzania.

El responsable regional de CESAL trata de buscar la raíz o el origen de esta violencia, indica que "estos ataques que comenzaban a finales de 2017 se deben a las desigualdades socioeconómicas de los jóvenes, por ser expropiados de su tierra y en protesta han empezado a quemar y a matar gente". Al mismo tiempo, existe algún vínculo al ISIS, "las milicias islamitas", pero "no se tiene claro quién está por detras de qué, quién financia qué". Joao asegura que lo que es cierto es que el movimiento armado actualmente tiene bastantes recursos, cosas que no pasaban hace dos años. Este motivo lleva a pensar a Neto que "alguien tiene que estar por detrás, financiando el movimiento, hay muchos intereses que se suman".

Sobre la gente corriente a la que intentan ayudar con sus proyectos y que tienen que soportar esta cirscuntancia, Joao explica que hay dos grande líneas, "hay gente muy afectada huyendo de la violencia, dejando sus casas, muchos de ellos han visto familiares morir delante de sus ojos", y por otro lado, "la falta de vivienda, la falta de salud...".

La gente de la zona vive asutada porque no sabe cuándo le puede tocar un ataque, "la situación es bastante crítica", aseguraba Joao Neto, "sufren miedo".