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Bisila BoKoko, en 'Diálogos': "La vida es alquimia, te da una cosa y tienes que transformarla"

Bisila Bokoko y Alejandra Vallejo-Nágera estrenan este verano en COPE Diálogos en femenino

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Pilar Abad Queipo
@pilarabad

Redactora

Tiempo de lectura: 9'Actualizado 21:01

Este verano en COPE estrenamos ‘Diálogos en femenino’, nuestro particular café sonoro protagonizado por mujeres.

Una charla entre dos que os acompañarán las tardes de los fines de semana del mes de julio.

La empresaria Bisila Bokoko y la psicólogaAlejandra Vallejo-Nágerason las encargadas de iniciar este ‘Diálogos en femenino’ del verano 2022. Dos conocidas, amigas, que vuelven a encontrarse tras haber compartido la experiencia de haber realizado el Camino de Santiago para un proyecto audiovisual. Una experiencia que nunca olvidarán y de la descubrieron muchas cosas la una de la otra.

En ese recuerdo que realizan nuestras invitadas al inicio del programa, somos testigos de la admiración que siente la una hacia la otra. Como confiesa Bisila a Alejandra “eres mi persona de las más favoritas del mundo”. Tras recibir este elogio, a Vallejo-Nágera no le queda más remedio que contarnos los especial que es Bisilay por qué todo el mundo la quiera tanto, para lo que Bokoko tiene una fácil respuesta “en una clase de yoga el profesor nos dijo ‘tienes que ver a Dios en todas las personas’ y desde entonces siempre veo eso y creo que quizás esa mirada siempre, de la parte de vista positiva y ver que todo el mundo está con la mejor intención, es lo que me acompaña y es lo que hago con la gente”.

Como psicóloga que es, Alejandra le propone un juego a Bisilia –y también a los oyentes- con el objetivo de conocerse aún más. Algo que hace especial ilusión a Bokoko.

Según cuenta Alejandra ha desarrollado el juego en una baraja de naipes “para jugar entre amigos, con familia o con quien sea”, en la que cada carta contiene una pregunta “esas que a todos los psicólogos nos interesa hacer, pero que casi nunca podemos hacer cuando atendemos a un paciente que viene con un problema acuciante que le hace sufrir mucho, con lo cual el tiempo lo tenemos que dedicar a que esa persona aprenda a resolver eso que le ha traído a la consulta y, sin embargo, nos quedan en el tintero muchas preguntas que nos ayudan a conocer un poquito más a la persona”.

¿Cómo reaccionas a las críticas?

“No muy bien” asegura Bisila añadiendo que “como tengo este síndrome de que me quieran, pues en realidad no reacciono muy bien”, aunque asegura que “con el tiempo me he ido trabajando esa parte y dándome cuenta de que no tengo que tomármelo todo de manera personal”. Confiesa que esa necesidad de que la quieran viene por el hecho de que “crecí siendo la niña negra en todos los colegios”.

A lo que Alejandra responde con otra pregunta “¿te han convertido una persona perfeccionista?” a lo que Bisilia responde con un contundente “sí” y contando que es algo en lo que también está trabajando dándose cuenta que, al final, ha llegado a la conclusión de que “las cosas hay que hacerlas porque quieres, y si el resultado es bueno, fenomenal; y si no, también”. Destaca Bisila que ese perfeccionismo del que está intentando ‘salir’ viene desde la infancia porque “tengo un martillazo en la cabeza de tú no puedes ser como todo el mundo, tú eres negra, eres mujer, has nacido en España y mis padres era algo que me repetían mucho; con lo cual, me pusieron el peso de un continente entre los hombros. Y además, hazlo bien porque si no los que vengan detrás de ti sufrirán también las consecuencias de tu comportamiento”.

Algo que Adriana analiza como “el miedo al rechazo” explicando que es “inerte a prácticamente todos los seres humanos” recordando que “el ser humano es el mamífero, probablemente, más vulnerable de todos los mamíferos”.

¿Cómo reaccionas a las alabanzas?

“Ha tenido sus épocas” responde Bisila “las acepto con una gratitud tremenda, pero creo que también hay que cultivar esa humildad y no integrarlas tanto”. Ante esta respuesta Alejandra le explica a Bokoko que “tú has hecho del defecto virtud y has aprendido a interpretar las alabanzas como una bandera que te han ayudado a conquistar territorios impresionantes y dignos de máxima admiración”.

Aunque asegura Vallejo-Nágera que ante las alabanzas “durante muchísimos años me sentía incomodísima y me preguntaba que querría esa persona que me dice esto. No terminaba de creérmelas o creía que había una segunda intención”.

¿Por qué en el sistema escolar no se enseña crecimiento personal y las emociones?, ¿por qué tenemos tanto miedo los seres humanos de hablar de nuestras emociones?

En esta ocasión es Bisila quien hace la pregunta a Vallejo-Nágera por las emociones, ¿por qué no se tienen en cuenta las emociones, por qué no se estudian?”. Asegura Bokoko que “es interesante que los niños aprendan a poner palabras a eso que están sintiendo, porque las emociones no tienen lenguaje en sí mismo” ya que “somos seres sociales, seres relacionales y tanto en cuanto una persona tiene desordenadas sus emociones, pues lógicamente es mucho más propensa a padecer neurosis, que se describe como esos comportamientos que son fruto del desorden emocional”.

Lamenta la psicóloga que “el castellano que es muy rico en terminología y sin embargo qué pobreza lingüística manejamos para describir lo que sentimos”.

En este sentido, nos explica Alejandra que “tenemos tres emociones aflictivas, digamos de orden negativo, o sea de orden defensivo, que son el miedo, la rabia y la tristeza contra la pobre y sola alegría. Uno en contra de tres. Con lo cual la inteligencia emocional necesita fortalecer esa alegría que está tan sola, con todas sus gradaciones, porque tiene una competencia muy, muy desleal.”.

Según dice Alejandra “tenemos muy anestesiado en nuestra generación el lenguaje del cuerpo” y por eso explica que cuando sentimos saciedad realmente lo que tenemos es “hambre afectiva, emocional y no física”

¿Qué aspectos o conductas dificultan la convivencia contigo?

No le resulta difícil contestar a Bokoko que rápidamente dice “el desorden”, además de “que me encanta levantarme temprano, aunque haya salido de fiesta, me encanta disfrutar del día, soy hiperactiva” y “siempre estoy invitando a gente a casa, aunque no la conozca”. De esto último recuerda Bisila que su primer marido le dijo que si iba a ser siempre así porque “el primer año que pasamos juntos en Nueva York, estuvimos solos un fin de semana nada más”.

Explica Alejandra que “los factores que producen mayor crecimiento personal es tomar conciencia de nuestras rarezas, manías, intolerancias, juicios, exigencias y expectativas acerca de las relaciones” y confiesa que ella no podría convivir junto a una persona que “ronque”.

Describe en quién te conviertes cuando tienes ansiedad

Reconoce Bisila que cuanto tiene ansiedad se convierte en “una niña pequeña porque me veo un poco en cómo reaccionaba yo, viví mucho con miedo y ansiedad de pequeña”.

Y Vallejo-Nájera dice que se convierte en “el personaje de ‘Alicia en el país de las maravillas’ que es un conejo que va con un reloj como el caballo detrás de la zanahoria, me convierto en alguien que empieza a tener prisa por todo y no es mi naturaleza, en absoluto, o sea me convierto en alguien que no soy y es mi peor versión”.

Si fueras un título de un libro ¿qué título serías?

“‘El alquimista’” sería el título del libro que sería Bisila porque “creo que a toda esa dureza de la vida le puedes dar una transformación correcta, eso es la alquimia al final. La vida te da una cosa y tú lo conviertes, tienes un metal y lo conviertes en oro y creo que, quizás, mi cualidad ha sido convertir en oro todo eso”. Frente al ‘”Independence Day” que sería Alejandra porque “es mi gran problema de la convivencia, soy demasiado independiente”.

¿Si fueras un clima?

A la hora de elegir un clima Bokoko sería “primavera porque cuando veo que que los caminos empiezan a cerrar siempre digo, pues ahora es momento de cambio, entonces viene una primavera”.

Ante esta respuesta nos refleja Alejandra un curioso dato porque a la hora de responder a esta pregunta “casi nadie dice verano”, resalta. Sin embargo sí que hay gente que dice “el invierno” explicando que es “una estación necesaria para reflexionar, para parar…” pero asegura que “la mayoría de gente dice primavera”.

Sin embargo, Vallejo-Nágera confiesa que “yo diría otoño” y es así porque “después de haber pasado una enfermedad severa donde me tuvieron que amputar parte de mi cuerpo, me costó claro, pues lo que es un cáncer con todo lo que eso implica, pero cuando ya te extirpan una parte de tu cuerpo tienes que aprender a despedirte de esa parte de tu cuerpo, en mí se produjo una transformación a favor del destener y me gusta abrir el armario y decir ay qué bien qué vacío está… y me quiero ir ligera de equipaje y el otoño me identifico mucho con esa estación. Es una estación que a mí me ayuda a ir soltando, aligerando el equipaje”

¿Si fueras un mueble, qué mueble serías?

Ante la sorpresa de Bisila por esta pregunta su respuesta es “una estantería de libros” frente a la “mesa de la cocina de mi casa” que ha elegido Alejandra “porque en la cocina siempre hay calor, el lugar donde desayuna toda la familia, luego comemos, luego cenamos… tenemos una mesa de comedor que nunca usamos, el lugar donde me encuentro de maravilla”.

¿Qué medio de transporte serías?

Las dos invitadas tienen clara su respuesta ante esta pregunta, Bisila se inclina por el “avión” mientras que Alejandra confiesa ser “de tierra totalmente, voy en moto siempre”.

¿Si fueras una pieza musical?

Para Bisila es fácil responder a la pregunta de qué pieza musical sería, “música africana” responde sin dudar. Y explica Alejandra que “la música y el cerebro están perfectamente interconectados. A los seis meses de gestación, el futuro bebé desarrolla su sistema nervioso y el oído a la vez, y a esa tempranísima edad evolutiva dentro del útero materno distingue la voz de la madre del padre y de un extraño. A partir de ese momento cualquier cosa que oímos va a afectar directamente a nuestro sistema nervioso”.

Además, la psicóloga nos cuenta a qué corresponde algunas de las músicas, así por ejemplo, dice “la música de cuerda, recuerda. La música de viento, te coloca en el futuro y la música de percusión, en el presente absoluto”.

¿Qué animal serías?

Aquí también Bisila se remonta a sus orígenes, a su país…y, por eso, no duda al responder que “la jirafa y el elefante”, en esos animales se convertiría. De las jirafas, confiesa Bokoko, que “me fascinan por esa elegancia, pero les importa todo un bledo”.

“La vaca” es el animal elegido por Vallejo-Nágero, un animal con el que asegura identificarse mucho “porque es el más adaptado y más adaptable. A mí me gusta mucho” nos cuenta entre risas “y cuando subes una montaña, que te ha costado mucho alcanzar la cima, al llegar siempre hay una vaca que está ahí y dices ‘¿pero cómo es posible, no puede ser?’”.

¿Cuánto tiempo dedicas al día a fantasear, imaginar escenarios o a conversar contigo?

En la última pregunta de esta conversación hay algo que llama mucho la atención de Alejandra ante la respuesta de Bisila quien dice que a día de hoy “escribo un diario” ya que como dice Vallejo-Nágera “hoy ya nadie escribe un diario”.

Revela Bokoko que “todas las mañanas empiezo imaginando cómo quiero que sea mi día y así lo escribo en mi diario”. Pero como vamos a conocer ahora no se trata de un diario a la antigua usanza, por así decirlo, sino que como nos cuenta Bisila “no solamente escribo lo que me pasa o cómo me siento sino también escribo como mi futuro” afirmando que algunas de las cosas que ha escrito en esos diarios se han cumplido.

ASÍ SON BISILA BOKOKO Y ALEJANDRA VALLEJO-NÁGERA

En 2015 Bisila se definió como un híbrido cultural. Nació en Valencia. Su familia es de origen africano y en la actualidad es ciudadana norteamericana. Conocer sus raíces le hizo pensar que ha sido una privilegiada en la vida. Siente pasión por la lectura. Quizá influenciada por quien fuera primera ministra de cultura en Guinea Ecuatorial, su abuela, o también por la biblioteca que poseía su padre. Siempre soñó con tener una similar.

Esta empresaria, emprendedora y filántropa se pasa media vida en aviones. En ellos, confiesa nadie le molesta. Y en ellos aprovecha para pensar. Su vida está muy vinculada a las estaciones del año. En otoño su agenda destaca por las conferencias y en primavera por el tiempo que dedica a las empresas que asesora.

Cuando Bisila era joven tenía miedo escénico. Pánico a hablar en público. Durante sus estudios de Derecho nunca se presentó a ningún examen oral. Y paradojas de la vida ahora también es conferenciante.

No cree en lo que la sociedad moderna ha denominado el multitasking. Ella es devota del total focus. Una cosa y bien hecha. Prueba de ello son sus amaneceres en Nueva York. Se levanta a las 5 y tras hacer deporte, la segunda hora del día la dedica a meditar y escribir. No mira el móvil.

Lleva en la sangre su amor por la lectura. De hecho, cuando viaja a un país siempre busca una biblioteca. Conocer sus raíces le hizo pensar en lo privilegiada que es y en la necesidad de compartir con otras personas el regalo que la vida le había brindado. Y decidió fundar una ONG para promover la alfabetización en África a través de la apertura de bibliotecas bajo un lema: “Con un libro, nunca estás solo

A Alejandra también le encanta leer. Ha llegado a decir que la lectura es uno de los mejores alimentos de la inteligencia humana. Le encanta también escribir. De hecho, de niña creó una especie de periódico que daba cuenta de las noticias ocurridas en su casa y que vendía a sus padres por una peseta. Con el paso del tiempo, la escritura le ayudaría a concretar ideas. A través de sus más de 30 libros y su dilatada experiencia como psicóloga e investigadora ha mostrado siempre una gran sensibilidad hacia el mundo de los adolescentes.

Hija de médico, escritor y humanista, esta madrileña todavía recuerda las tardes en las que su padre hacía un descanso en casa entre paciente y paciente para poder merendar con todos los hijos y hablar de cómo les había ido en el colegio.

Alejandra lleva en la sangre su interés por el funcionamiento de nuestro cerebro. Vive este tiempo con prudencia, con la esperanza de que la crisis provocada por la COVID cambie el mundo. Vivió sola el confinamiento, siendo muy rigurosa con sus horarios y desconectando el fin de semana de la actualidad, del trabajo o del teléfono. Como profesora se ha visto obligada a cambiar la forma de enseñar y conectar con el alumnado.

Se considera una persona optimista. Para ella la felicidad es un estado y las personas deben hacer algo para alcanzar ese estado.

Hoy Bisila y Alejandra abren un libro en blanco para dibujar juntas su futuro.




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