José Antonio acampó en El Molinón 26 horas antes de la apertura de las taquillas. No es la primera vez que lo hace. “Llegué ayer a la hora de comer”, asegura. Este veterano aficionado será el primero en hacerse con una de las 550 entradas que el Sporting pone a la venta para el partido del jueves en el Estadio José Zorrilla. Son pocas, y Alejandro, un estudiante que acaba de terminar los exámenes, lo lamenta: “Es el desplazamiento que nos han dejado...”.

Sillas, toldos, cartas, radio, mucho móvil, algunas cervezas, libros y hasta un balón. “Estamos entretenidos”, aseguran los seguidores en una noche templada. “Hay que cambiar la dinámica”, advierte Alejandro antes de la ida del play off. Pasa la noche y la cola de aficionados aumenta. Las entradas durarán menos de una hora.

En las charlas entre aficionados se mezcla la ilusión por poder celebrar un ascenso dentro de dos semanas con el temor a que el equipo se vea superado por el empuje de unos rivales al alza. Sea como sea, la afición apoyará pese a las limitaciones en la venta de entradas.