El debate a siete que ha tenido lugar en las últimas horas en TVE ha estado centrado, en buena medida, en la cuestión de Cataluña. Era lógico, porque han participado los representantes de los partidos independentistas. El debate en algunos momentos tuvo un alto grado de confrontación ideológica. Es un ejemplo más de lo que está sucediendo en los últimos días de campaña.Una cosa son las ideas y otra cosa es la ideología. Las ideas son hijas del esfuerzo por comprender la experiencia humana y sus retos. También los retos de la convivencia común. Las ideologías, por el contrario, son sistemas cerrados que huyen de la complejidad de la vida y que censuran aspectos importantes de la realidad. Las ideologías se suelen alimentar de la dialéctica del enemigo: siempre hay otro que tiene la culpa de lo que sucede. Sustituyen el ejercicio de la responsabilidad personal y social por un esquema maniqueo.En esta campaña estamos viendo cómo las ideologías colonizan  la vida política. La buena política es la que con realismo tiende a no simplificar, a integrar, a romper el falso binomio de buenos y malos. Después de la campaña nos despertaremos y la realidad seguirá ahí: reclamando creación de empleo, sostenibilidad para el sistema del bienestar, una sociedad menos desigual con oportunidades para los jóvenes, una sociedad en la que respeten y valoren las diversas identidades culturales y religiosas.  No es bueno que aumente la fractura entre los españoles.