Natural de Colmenar Viejo (Madrid), este torero serrano abandonó su trabajo de cabrero para probar suerte en el mundo del toro como maletilla hasta llegar a ser considerado por profesionales y compañeros como "un ejemplo de técnica, honestidad y, sobre todo, de superación", destacó el también matador retirado Joaquín Bernadó."Agapito y yo, además de compartir 25 años como profesores de la escuela taurina de Madrid, toreamos muchas tardes juntos, pero recuerdo especialmente una corrida de Miura en Madrid en 1967, de las más grandes y difíciles de toda mi carrera, en la que sudamos tela, y ahí demostró su valor y su maestría cortando la única oreja de la tarde", ha evocado Bernadó.Pero si Serranito fue admirado en los ruedos, más aún por la dura lucha de muchos años contra una grave lesión vertebral que sufrió en 1969 en Benidorm (Alicante), la cual le obligó a retirarse de los ruedos, además de dejarle visibles secuelas, pero lo "más importante" es que "ha conseguido evitar la silla de ruedas y puede hacer vida normal", dijó el periodista Javier Villán."Serranito es un ejemplo ético, de supervivencia, y de capacidad de superar el dolor, un hombre de una extraordinaria humanidad, que se demuestra en este merecido homenaje con este aula cultural 'Cossío' abarrotada de gente, algo que solo consiguen los grandes, pues no hay gran arte que lleve detrás a una gran persona", ha apostillado el periodista del diario El Mundo.También el ganadero y vecino de Galapagar (Madrid) Adolfo Martín reconoció que este homenaje es de "grandísima justicia", ya que "en la vida se recoge lo que siembra, y Agapito sembró hombría, sinceridad, además de llevar con orgullo el nombre de su pueblo, Colmenar Viejo; y ahora recoge todo este cariño y admiración".En este sentido, el alcalde de Colmenar Viejo, Miguel Ángel Santamaría, agradeció a Serranito "lo lejos" que ha llevado el nombre de su pueblo natal, considerándole "colmenareño ilustre, un embajador del municipio en algo tan bonito como es la tauromaquia".El homenajeado, visiblemente emocionado, cogió el micrófono brevemente para agradecer tantas muestras de cariño: "Jamás en la vida he sentido una emoción tan grande como la de hoy"."No tengo palabras para describir lo que siento en estos momentos. Mi vida ha sido muy dura por varios factores, pero gracias a Dios he podido dedicarme a mi verdadera pasión, el toreo, aunque el camino recorrido hasta llegar a este homenaje no ha sido nada fácil", manifestó Serranito."Dejé mi trabajo de pastor para 'hacer tapia' en tentaderos por Salamanca con solo 16 años. Debuté con caballos de forma precipitada, y estuve muy mal, tan mal que le llegué a pedir a Livinio Stuyck, antiguo gerente de Madrid, que me pusiera en una corrida de Miura. A partir de ahí empezó todo", recordó el diestro colmenareño.Como colofón a este acto homenaje, al que acudió el director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, Carlos Abella, se presentó un libro sobre la historia de Serranito en los ruedos, escrito por Rafael Jusdado, quien desvela varios datos estadísticos que engrandecen aún más la trayectoria taurina de "un torero de Madrid".