Apenas unos días antes de que el mundo experimentara un giro de 180 grados como consecuencia de los primeros efectos de la covid-19, y ni siquiera muchos de ellos conocían la palabra 'confinamiento', la Conferencia Episcopal Española celebro su CXV Asamblea Plenaria, que sirvió para renovar los cargos del organismo episcopal, y elegir presidente al cardenal Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella.

El nombramiento tuvo lugar el pasado 3 de marzo. De esta manera, sustituía en el cargo a otro cardenal, Ricardo Blázquez (Arzobispo de Valladolid) que ostentaba el cargo desde el año 2014. Sin duda, el cardenal Omella no era consciente en aquel momento del destacado papel que tendría que asumir, una vez más, la Iglesia española para paliar la precaria situación de miles de familias que se han quedado sin prácticamente nada como consecuencia de la pandemia.

Ordenado sacerdote el 20 de septiembre de 1970 en Zaragoza, sus orígenes se encuentran en Teruel. Ha sido obispo auxiliar de Zaragoza, obispo de Barbastro Monzón y obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño.

Gran conocedor de lenguas como el francés, el italiano o el catalán, no ha defendido nunca la separación de Cataluña respecto al Estado español. De hecho expresó su "dolor y sufrimiento" tras la declaración unilateral de independencia de Cataluña, e hizo un llamamiento a “evitar la confrontación y “construir un futuro en paz”.

Los que le conocen, le definen como un buen pastor, abierto e integrador. Un párroco preparado, intelectual y preocupado de los pobres. Un servidor de la comunidad, acostumbrado a salir y a conectar con la gente.