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"A pesar de todo el daño que hizo mi padre, no se merecía que ETA lo asesinara"

Remedios García, hija de Pedro Pardo, lamenta haber sido tratada como víctima de tercera porque su padre era un quinqui

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Jefe de Redacción de COPE Cantabria

Santiago Ruiz de AzúaPaís Vasco

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 20 oct 2023

Miguel Castellanos era merchero y no se llamaba Miguel. Salmantino de nacimiento se recorrió media España hasta recalar en Cataluña. Allí se hizo con la identidad con la que la policía le tenía fichada como “quinqui” habitual en una vida plagada de atracos, drogas, peleas y abusos de todo tipo. Vida que le llevó a la cárcel en más de una ocasión. Tras su última estancia entre rejas, se marchó a vivir a Bermeo donde acabo regentando el bar Gurea Da. Miguel era en realidad Pedro Pardo Romero y ETA lo asesinó el 26 de diciembre de 1984.

Aquella tarde el bar estaba tranquilo. Era el día después de Navidad y no había mucha gente por la calle. En el interior, Pedro tras la barra veía como charlaban su mujer, su hija con sus niños jugando por el bar y algún otro familiar más.Hacia las 19:30 entraron dos individuos a los que Pedro preguntó ¿qué desean tomar?. Sin mediar palabra, uno de los dos clientes disparó dos veces a Pedro y se marcharon corriendo.

“Fue terrible,estaba en estado de shock. No sabía muy bien que hacer. Al principio pensé que eran unos petardos por las fiestas de navidad. Pero luego vi a mi padre caer y a los otros dos salir corriendo. En ese momento salté la barra porque quería estar con mi padre” cuenta en esta entrevista su hija Remedios que tenía entonces 22 años.

Pedro ya había recibido meses antes una carta en la que le amenazaban de muerte si no se marchaba del pueblo.” En realidad más que una carta amenazante, era una carta en la que alguien le advertía de que iban a ir a por él o a por alguno de sus hijos” cuenta Remedios que sospecha de un compañero de su padre con otro bar en la calle que o pertenecía a ETA o era simpatizante.

“Mi padre no se achantaba de nada. Incluso llegó en una ocasión a retarse con este chivato a las doce de la noche en el cementerio de Bermeo, pero no acudió”

La vida de Remedios no ha sido fácil. La de sus hermanos tampoco, varios de ellos murieron de sida tras una vida enganchada a la droga. “Con todo el daño que hizo mi padre,que no le excuso ni le excusaré,no se merecía una condena de ETA”, dice Remedios en esta entrevista.

Una vida, la de Remedios, que ella cuenta en su blog mariamerchera.wordpress.com

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