Como todos los años, el domingo 18 de octubre se celebra el Día
Mundial de las Misiones, más conocido como el día del Domund. Esta cita calienta
motores las semanas previas con dos vertientes. La primera, divulgativa, donde se
explica en colegios, parroquias y asociaciones la labor que se hace en las 1.109 misiones
activas a día de hoy en muchos países subdesarrollados.

Este año, pese a la pandemia,
desde la Oficina de Misiones de Vitoria se adaptarán siguiendo las medidas sanitarias
para poder llegar como años anteriores a alumnos, fieles y colectivos con el fin de dar a
conocer el trabajo de los misioneros en África, América y Asia. Y por otra, la colaborativa.
Ese domingo todas las parroquias tradicionalmente dedican la colecta a esta causa y
envían lo recaudado a estos hombres y mujeres desperdigados por el mundo para que
puedan seguir llevando a cabo su labor en beneficio de las personas más pobres del
planeta. Este año, al seguir suprimidas desde el Obispado las colectas por la pandemia
en todas las parroquias de la Diócesis –las monedas pueden ser portadoras del virus–
desde Misiones de Vitoria han activado dos vías para facilitar esta ayuda por parte de
particulares así como de colegios, parroquias y asociaciones.

Así, quienes quieran,
podrán usar la plataforma Bizum con el código 00500 y aportar la cantidad que deseen o
también por transferencia bancaria a las cuentas de Obras Misionales Pontificias de
Vitoria tanto en Kutxabank como en Laboral Kutxa, ambos números en la
www.diocesisvitoria.org. Para quienes quieran conocer más detalles, han habilitado el
teléfono 945 232 754 donde podrán ser atendidos de 09:00h a 14:00h. También quienes
quieran podrán hacerlo en cualquier momento en su parroquia indicando el destino de su
donación por el día del Domund.

Su responsable, Estíbaliz Vea-Munguía, llama a “familias, colegios y parroquias” a
colaborar por estas vías “más que nunca” para que los misioneros “puedan seguir
ayudando sobre el terreno a la población más pobre y necesitada del planeta”. Resalta
que “la pandemia nos ha cambiado la vida relegando al olvido a los más empobrecidos
en los países más subdesarrollados del planeta, donde permanecen al pie del cañón los
misioneros y misioneras, en muchas casos sin apenas herramientas para hacer frente al
Covid-19”. Desde la Oficina central de Misiones en Madrid han elaborado un breve spot
donde se pone el acento en la constante disponibilidad de los misioneros y en no
abandonar la misión encomendada pese a la grave amenaza que supone la pandemia en
sus zonas de trabajo y su delegación en Vitoria ha producido por su parte ocho breves
videos con testimonios de misioneros y misioneras de África y América del Sur donde
explican su labor y los cuales serán expuestos en colegios, parroquias y asociaciones a
lo largo de estas dos próximas semanas, que culminará el 18, día del Domund, con la
misa principal celebrada por el Obispo en la parroquia de San Miguel a las 19:30h.

D. Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria, también ha querido sumarse a esta campaña especial del
Domund 2020, “el más necesario de las últimas décadas”, escribiendo una carta dirigida
a los fieles y esta mañana en la misa de inicio de curso que ha presidio en la Catedral
Nueva de Vitoria. En ella ha indicado que “es momento de ser fraterno” apelando a la
generosidad de la comunidad para colaborar en lo económico como “impulso y
agradecimiento a todos los misioneros que están repartidos por el mundo, muchos
alaveses, en un momento tan crítico para miles de personas empobrecidas en países con
guerras, hambre y ahora en medio de una pandemia” y ha destacado su ejemplo por
estar “siempre disponibles al servicio de los más pobres”. Recordando el lema utilizado
para el Domund de este año “Aquí estoy, envíame”, monseñor Elizalde ha elogiado
igualmente la “valentía y el heroísmo de estos hombres y mujeres en estos momentos de
amenaza por el coronavirus” recordado que la Iglesia es “misionera” y está “volcada en
las personas más vulnerables” donde la “atención y promoción al pobre y humilde se
hacen día a día con la pasión y la alegría propia de los misioneros, sin que nadie sea
dejado de la mano de Dios”.