"Rodillas limpias, móviles encendidos: ¿Qué infancia estamos dando a nuestros hijos?"
Expertos en adolescencia y familias exponen en COPE Navarra las consecuencias de un mal uso de la tecnología por parte de los menores y la educación que se les debe ofrecer

Debate sobre la educación tecnológica en la adolescencia
Pamplona - Publicado el
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En Navarra, como en muchas otras comunidades del país, crece la inquietud entre padres, madres y educadores sobre el impacto del uso temprano de los móviles en los menores.
Según el Instituto de Estadística de Navarra, el 62,6% de los niños de 10 a 15 años disponen de teléfono móvil en Navarra. Y por otro lado, según una encuesta que ha realizado la Asociación Adolescencias Libre de Móviles Navarra a 1.800 familias de la Comunidad Foral, siete de cada diez familias quieren acordar con otras el uso del teléfono móvil de sus hijos menores.
Y es que la proliferación de smartphones entre niños de apenas 8, 9 o 10 años plantea interrogantes profundos: ¿por qué desean tanto estos dispositivos? ¿Qué papel juegan los adultos? ¿Y qué podemos hacer como sociedad para encarar este fenómeno con sentido común?
El pedagogo Gregorio Luri, en una entrevista en Cope Navarra, aborda estas cuestiones. Según él, el deseo de los menores por tener un móvil está directamente relacionado con una necesidad muy humana: la de sentirse parte del grupo. “La clave está en la integración”, señala. “Los niños quieren lo que tienen sus compañeros, como siempre ha sido. En mi época, quien tenía un fuerte de Playmobil era el más feliz del mundo. Hoy, ese símbolo de estatus se ha transformado en un smartphone.”
Pero, ¿qué necesidad profunda cubren los móviles? Luri plantea una reflexión inquietante: “Nuestros niños son la primera generación de la historia con las rodillas impolutas”, denuncia. “Han dejado de jugar en la calle, de correr, de hacerse heridas jugando. Les hemos quitado los espacios de libertad que antaño formaban parte esencial de la infancia, y a cambio, les ofrecemos pantallas.”
INFANCIAS PERDIDAS
Esta pérdida de autonomía ha convertido al móvil en un refugio, un entretenimiento permanente que evita el aburrimiento y ocupa los vacíos del día a día. “Les hemos abandonado en muchos sentidos”, sentencia Luri, “y ahora ellos buscan ocupar su tiempo con aquello que tienen más a mano: una pantalla.”
Desde el punto de vista educativo, el pedagogo rechaza la dicotomía simplista de “móvil sí o no”. Para él, el verdadero problema radica en el tipo de dispositivo y en el uso que se le da. “Es lógico que un niño tenga un móvil para hablar con sus padres. Lo que no tiene sentido es que ese móvil sea un smartphone con acceso libre a Internet.”
Luri lanza una crítica a la falta de implicación adulta: “Educar se ha hecho más complejo, sí. Pero eso no nos exime de nuestra responsabilidad. No podemos renunciar a educar.” Para él, no se trata de prohibir sin más, sino de ofrecer alternativas reales, hábitos saludables y, sobre todo, dar ejemplo.
Uno de los puntos más alarmantes, según revela un informe reciente del estudio PISA, es el impacto del uso del móvil durante la noche. “Los estudiantes con peores resultados escolares son los que se llevan el móvil al dormitorio”, explica Luri. “¿Cómo puede ser que haya padres que lo permitan? Es cuestión de sentido común. Nuestros hijos necesitan dormir, y el sueño no es negociable.”
En este sentido, subraya la importancia del ejemplo: “Los hijos no aprenden por lo que oyen, sino por lo que ven. Si nosotros, los padres, estamos enganchados al móvil, ¿cómo vamos a pedirles que no lo estén ellos?”
La exposición temprana a contenidos inapropiados, como la pornografía, es otro motivo de alarma. Luri no niega la curiosidad sexual en los niños, la cual considera natural y positiva, pero alerta sobre los peligros de obtener respuestas en las pantallas sin ningún tipo de filtro ni guía. “Antes buscábamos en los diccionarios. Ahora buscan imágenes, y lo que encuentran puede ser devastador.”
“No hay que huir de la Educación”
Entonces, ¿qué hacer? ¿Prohibir los móviles por ley? Luri se muestra cauto: “Debemos actuar con serenidad. Hay escuelas que están haciendo un gran trabajo enseñando a los niños a usar los móviles de forma responsable. La administración debería aprender de esas buenas prácticas y extenderlas.”
Propone una solución basada en la observación de lo que ya funciona: “No se trata de huir del problema, sino de encararlo. El movimiento se demuestra andando. Hay que identificar experiencias educativas exitosas con móviles y difundirlas.”
En definitiva, Gregorio Luri lanza un mensaje claro: si queremos que los menores hagan un uso saludable de la tecnología, primero debemos recuperar su infancia, devolverles los espacios de juego, enseñarles con el ejemplo y acompañarles con criterio y afecto. El problema del móvil no es solo técnico ni legislativo: es profundamente humano y educativo.
FAMILIAS PREOCUPADAS
En Navarra ha surgido una asociación preocupada por el uso que los adolescentes hacen de los móviles con internet así como de las consecuencias que en ellos está teniendo. Así se ha explicado en COPE Navarra la presidenta de Adolescencia libre de móviles, Susana Heredia: "Somos familias y profesionales preocupados por los efectos nocivos derivados del uso no adecuado de dispositivos con acceso a internet".
Heredia opina que "los menores no están preparados madurativamente para protegerse contra estrategias de captación de algunas aplicaciones y contenido inadecuado. Cada vez tenemos más menores en las consultas de psicología derivados por ansiedad, problemas o disfunciones sexuales, enfermedades de transmisión sexual, desórdenes alimenticios...".
Por eso, considera que "desde hace años los profesionales de distintos ámbitos están alertando de los riesgos a los que están expuestos nuestros menores, pero no es suficiente" y advierte que "cada vez somos más familias las que queremos revertir esta abrumadora tendencia, reduciendo la presión social que supone que el resto de los iguales de nuestros hijos e hijas dispongan de un dispositivo móvil.