'Salud Mental La Rioja' pone voz a las personas con trastornos mentales de la región
Mariví Ercilla, directora de 'Salud Mental La Rioja', protagoniza este miércoles el espacio quincenal de la Federación Riojana de Voluntariado Social

'Salud Mental La Rioja' pone voz a las personas con trastornos mentales de la región
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La asociación 'Salud Mental La Rioja' ha protagonizado este miércoles el espacio quincenal de la Federación Riojana de Voluntariado Social.
Su directora, Mariví Ercilla, ha explicado cómo está afectando la pandemia a la salud mental de las personas y ha ofrecido detalles del proyecto de construcción y puesta en marcha de una casa-hogar en Varea para personas con trastorno mental crónico.
También ha ofrecido datos sobre la incidencia de los trastornos mentales en la población española y ha puesto de manifiesto que uno de los principales problemas de la salud mental en nuestra Comunidad es la precariedad de recursos dentro del ámbito sociosanitario público, que ahora, con la pandemia del COVID-19, se ha hecho más visible que nunca.

No solamente porque “según el Consejo General de Psicología, España tiene cuatro veces menos profesionales de Psicología en la sanidad pública que la media europea (4 por 100.000 habitantes frente a los 18 por 100.000 en Europa), sino porque somos conscientes de que, en Atención Primaria, que es la puerta de entrada a la atención en salud mental, hay una falta, tanto de profesionales, como de formación específica en salud mental, que no está permitiendo detectar de manera temprana los trastornos mentales y derivar a los recursos comunitarios existentes”, sostiene Ercilla, “lo que se ha venido agravando con la pandemia que ha puesto en clara evidencia las lagunas de nuestro sistema, al tiempo de que ha habido, y sigue habiendo, una ausencia generalizada de protocolos específicos para atender la salud mental de las personas afectadas por el COVID-19 y su entorno, pero también la de los profesionales del ámbito sociosanitario”.
Igualmente es necesario y urgente implantar un modelo de atención comunitaria integral en salud mental dotado de los suficientes recursos sanitarios, tales como equipos de salud mental con más recursos humanos, unidades de hospitalización de corta y media estancia con más camas, crear nuevos ETAC – equipos de terapia asertiva comunitaria, reforzar las unidades infanto – juvenil, recursos para la patología dual, etc); así como dotar al modelo de los suficientes recursos de atención psicosocial especializada (más plazas en centros ocupacionales, centros de día, recursos de tratamientos domiciliarios, pisos tutelados, residencias, etc).
La ausencia de recursos de alojamiento para el colectivo también es otro de los grandes problemas en La Rioja, lo cual está generando graves problemas de marginación y exclusión social.
Salud mental en las aulas: una apuesta por la educación emocional
Siendo conscientes de que “la infancia es la etapa en la que se inicia el aprendizaje y la socialización, y en ella la escuela tiene un papel protagonista, ya que es el momento de la adquisición, maduración y consolidación de las funciones elementales, se deben desarrollar estrategias que fomenten un sistema educativo inclusivo y que potencie las habilidades, intereses, necesidades y capacidades de cada persona; que habilite una asignatura de educación emocional en las aulas, para prevenir situaciones de violencia, discriminación o acoso, y fomentar la tolerancia y la aceptación de la diversidad; y que cuente con los de recursos suficientes que permitan, por un lado, prevenir o detectar precozmente cualquier indicio que pueda sugerir la presencia o aparición de un problema de salud mental en los alumnos y alumnas, y por otro, actuar sobre el problema a tiempo”, afirma la directora de la Asociación Salud Mental La Rioja, que indica que “es fundamental apostar por programas educativos que incluyan contenidos destinados a la formación sobre el uso responsable de estas herramientas”.
Empleo y salud mental: un derecho en cuarentena
Pero además, las personas con problemas de salud mental se enfrentan a numerosas barreras para su integración laboral debido a prejuicios negativos instaurados socialmente y a una falta de adaptación de los puestos de trabajo.
En 2018 -últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE)-, la tasa de desempleo de las personas con un trastorno mental fue de un 82,4 %, la más alta de todos los tipos de discapacidad. Por ello, apunta Marivi Ercilla, “es absolutamente necesaria la creación de políticas activas de empleo, que favorezcan la inserción laboral con todas la garantías y derechos de las personas con problemas de salud mental, porque no debemos ocultar que tener un empleo digno, saludable y motivador supone una herramienta útil y eficaz para formar parte activa de la sociedad y para su recuperación”, lo que debe conjugarse con la responsabilidad social que tienen las empresas de implantar y respetar medidas de conciliación por lo que deben propiciar condiciones laborales adecuadas, evitando situaciones de acoso, discriminación o explotación social”.
La salud mental, invisible en grupos de población vulnerables
Nadie oculta en la sociedad actual que mujeres, población infantil, migrantes o personas sin hogar son algunos de los grupos sociales más vulnerables y sensibles a ver afectada su salud mental.
Las mujeres tienen 3 veces más riesgo de tener depresión y el doble de tener ansiedad que los hombres y, de aquellas que tienen un trastorno mental, más de un 40 % ha sido víctima de violencia sexual en algún momento de su vida, en muchas ocasiones en la infancia.
Según la Encuesta Nacional de Salud (ENSE) de 2017, el 1 % de la población infantil tenía problemas de salud mental. Sin embargo, y a pesar de esta prevalencia, en España aún no existe una especialidad en Psiquiatría Infanto-juvenil, que asegure una atención específica y evite la sobremedicación de niños y niñas, que reciben tratamiento a partir de los mismos criterios médicos que se emplean para las personas adultas.
Otro de los grupos vulnerables, cuya salud mental está invisibilizada es la población migrante. Se estima que tiene el doble de riesgo de desarrollar un trastorno mental que el resto de la población, dada la falta de medios materiales y redes de apoyo, que en ocasiones les lleva incluso a una situación de calle, donde los trastornos se agravan aún más.
Pero además en la España del siglo XXI, hay más de 30.000 personas sin hogar, de las en torno al 50 % tiene un problema de salud mental y a las que la pandemia las ha situado en una situación de extrema vulnerabilidad. Según Marivi Ercilla “para estas personas apenas existen recursos de apoyo y programas psicológicos de rehabilitación que aseguren sus derechos sociales y sanitarios.
Por eso, es primordial que los programas de atención cubran más allá de las necesidades básicas e incluyan intervención integral de rehabilitación, que aborden incluso otros problemas como las adicciones”.
Todos estos temas, según la directora de Salud Mental La Rioja, marcan la fragilidad actual en la que vive este colectivo.