Ramiro García, coordinador deportivo en un colegio de La Rioja: "He visto como un abuelo, en función de los puntos que metía su nieto en el partido, le daba una paga u otra; si mete 10 puntos, le da 10 euros"

Expertos advierten que las altas expectativas y las críticas de los padres pueden generar ansiedad, miedo al fracaso y el abandono temprano de la actividad deportiva

25-10-2021 Una niña juega al baloncesto en el patio del Colegio Alameda de Osuna el día en que entra en vigor la medida que permite no utilizar mascarilla en los patios escolares de Madrid, a 25 de octubre de 2021, en Madrid, (España). Con este permiso, que entra en vigor este lunes, Madrid se convierte en la primera comunidad autónoma que permite no llevar mascarilla en los patios de los colegios de la región, en los recreos y al aire libre, siempre y cuando se respete la distancia de seguridad interpersonal establecida por la pandemia. Esta medida, puesta en marcha por la Comunidad de Madrid, ha sido criticada por Sanidad, quien ha recordado que no se puede decidir unilateralmente la retirada de la mascarilla en los patios escolares ya que la ley en vigor desde el 29 de marzo establece el uso obligatorio en espacios al aire libre donde no sea posible mantener una distancia mínima de 1,5 metros.SOCIEDAD Alejandro Martínez Vélez - Europa Press
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Ramiro García, coordinador deportivo en La Rioja

Manuel Pérez Esteve

Logroño - Publicado el

3 min lectura4:04 min escucha

Los juegos deportivos escolares ya están en marcha, una iniciativa que este año moviliza a 2000 escolares distribuidos en 990 equipos de 35 modalidades deportivas diferentes durante 33 fines de semana

Sin embargo, este entorno de ocio y formación puede convertirse en una fuente de estrés. La psicóloga deportiva María Aguirre, especializada en deportistas, explica que cuando los niños afrontan la competición con expectativas demasiado altas, a menudo impulsadas por su familia, se ven expuestos a una presión emocional y ansiedad que pueden afectar a su bienestar y calidad de vida.

Un resultado no te define

Otro de los grandes riesgos es que los jóvenes necesitan desarrollar su identidad independientemente de su rendimiento deportivo. La presión les lleva a pensar que solo tienen valor si obtienen buenos resultados, una idea que la psicóloga resume en la frase: "valgo si gano o si consigo ciertos resultados, o si demuestro a mi padre o a mi familia lo válido que soy".

María Aguirre, psicóloga deportiva

María Aguirre, psicóloga deportiva

Este sentimiento no nace tanto de la frustración, sino de "esa sensación de tener que demostrar continuamente, de no tener una aceptación incondicional por parte de quienes se supone que son sus figuras de apego".

Padres: de apoyo a 'segundos entrenadores'

El papel de la familia es crucial para que la experiencia deportiva sea positiva. Ramiro García, coordinador deportivo en el colegio Escolapias Sotillo, incide en que comportamientos como ejercer de segundo entrenador o gritar durante un partido perjudican a los jóvenes

Según García, el trato de los padres hacia los niños "debería centrarse única y exclusivamente en darles apoyo". Señala que "muchos padres hacen como un segundo entrenador, y creo que ahí se equivocan, porque los niños ya tienen a su entrenador al que le tienen que hacer caso". La función de los padres, insiste, es "apoyarles emocionalmente" y, con el entrenador, "respetarle".

Para Ramiro García, es fundamental preservar y priorizar la protección de la autoestima de los chicos y chicas, ya que "un reproche de tu padre por un mal resultado no es positivo". 

El coordinador deportivo relata que ha llegado a presenciar situaciones extremas, como la de abuelos que daban una paga a sus nietos en función de su rendimiento. "Abuelos que le dan la paga al niño en función de los puntos que ha metido. Si ha metido 10 puntos, le dan 10 euros. Es que eso lo he visto yo", lamenta.

Hay abuelos que le dan la paga al niño en función de los puntos que ha metido"

Ramiro García

Coordinador deportivo

Competitividad sana frente a la tóxica

No toda la competitividad es perjudicial. Ramiro García distingue entre una competitividad tóxica, que se basa en "ganar a toda costa, humillar al rival y comparar constantemente a jugadores", y una competitividad sana. Esta última es la que promueve valores como la autosuperación, "dar lo mejor por el equipo y aprender del error". Frases como "me ha encantado cómo luchaste este balón" son mucho más constructivas que otras como "¿por qué no metiste más puntos?".

Entrenadora de un equipo de baloncesto con sus jugadoras

Canva

Entrenadora de un equipo de baloncesto con sus jugadoras

La clave para equilibrar educación, convivencia y competitividad reside en un cambio de enfoque. Ramiro García considera primordial seguir más el proceso deportivo y la evolución del chaval en lugar de obsesionarse con las victorias. "La única manera de integrar estos tres valores es darle más valor al proceso que al resultado", afirma. Según el experto, durante toda la etapa formativa de un deportista, hasta los 18 años, "hay que ir valorando más el proceso que el resultado".

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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