Los animales son expertos en camuflaje y muchos viven con un permanente disfraz. Se trata de animales con la habilidad del mimetismo para asemejarse a otros organismos y a su propio entorno, así obtienen por lo general ventajas. Animales que pueden pueden parecer hojas, flores, o incluso una criatura feroz para evitar ser atacados. Es una técnica empleada tanto por depredadores como por presas.

La naturaleza es el lugar en donde los animales tienen que luchar por sí mismo para sobrevivir y la mayoría de ellos han desarrollado técnicas de camuflaje increíbles, para ser capaz de ocultarse mientras descansas o anidan.

Los animales emplumados han dominado el arte del disfraz, un búho, por ejemplo, apenas se puede ver en invierno, algunos pájaros escogen los árboles con una corteza que se asemejen a los patrones de su pluma y algunos incluso toman determinadas posturas para integrarse con el entorno.

El arte del camuflaje encuentra su denominación correcta en el término cripsis, del griego Kryptos, que signifia ‘lo oculto’ o ‘lo que se esconde’. Existen cuatro grandes categorías para clasificar los diferentes tipos de cripsis: inmovilidad, coloración, patrón y no visual.

La inmovilidad es la técnica más sencilla. Consiste en permanecer completamente quieto en un mismo lugar para acabar confundiéndose entre el entorno. La coloración, por su parte, es una de las más llamativas. El animal adapta su cuerpo a los tonos del hábitat en el que se encuentra y en algunos casos, es realmente difícil discernir entre paisaje y animal.

Todas estas técnicas tienen que ver con el engaño del ojo ajeno. La sabiduría del reino animal no tiene límites y su fascinante forma de vida nos revela día a día nuevos misterios y curiosidades.