A José Ignacio Ceniceros le queda poco más de un año en la presidencia del Partido Popular de La Rioja. Los populares saben que se juegan su futuro político en los próximos meses así que ahora empiezan a tomar algunas decisiones, hacen algunos gestos y se empeñan en mostrar talante, "nada se construye desde la división", se ha dicho. Tratan de recuperar la sonrisa después de los resultados electorales del pasado 26 de mayo, superar los últimos meses que han sido una angustia aunque nadie se atreva a decirlo en público. Para no jugar en el filo de la navaja, y sin arriesgar todo al último minuto, en el núcleo del partido se organizan de nuevo. "Reforzamos nuestra estructura", aseguran con los recientes nombramientos. Bretón como secretario general, Bengoa que mantiene la coordinación, y el resto de la estructura con pesos políticos en las correspondientes vicesecretarías, además de las secretarías de área nombradas y que tiran de las NNGG. Un nuevo 'puzzle' para afrontar en los próximos meses con esas fichas, las mismas y algunas nuevas, el gran envite como es el próximo Congreso de la formación política en La Rioja y el siempre un complicado proceso de sucesión en un Partido Político. Se recuerda con verdadero pavor esta última cita, 1 de abril de 2017, que ahí sigue en la retina. El PP de La Rioja necesitará un liderazgo fuerte; si un presidente flojea, y no marca bien la pauta del pulso político para afrontar los momentos importantes, un partido se descompone. Aprovechando la marcha de Ceniceros el PP de La Rioja está obligado a aspirar a un nuevo brío, una inyección que pueda revitalizarlo. ¡Nos la jugamos de verdad!, exclaman en algunos corrillos a la vez que admiten que si Ceniceros decide todo en su sucesión, también tendrá que asumir toda la responsabilidad.