Un pueblo de Mallorca limita a tres las mascotas por casa: ¿podría pasar lo mismo en Menorca?

La decisión del Ayuntamiento de Llubí de fijar un máximo de tres animales por vivienda reabre en Menorca el debate sobre la tenencia responsable y los límites que deberían marcarse para garantizar el bienestar animal y la convivencia vecinal

¿Qué es mejor para proteger a tu mascota: pipeta, collar o pastilla?
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Cope Menorca

Entrevista a Marga Pons, Protectora d 'Animals de Maó

Ignasi Catchot

Menorca - Publicado el

3 min lectura

La reciente aprobación de una ordenanza municipal en Llubí (Mallorca) que restringe a tres el número de mascotas por hogar ha despertado interés y cierta preocupación en Menorca. La medida, que se ampara en la Ley de Protección de los Derechos de los Animales, busca prevenir el abandono, las molestias vecinales y la acumulación de animales en viviendas inadecuadas.

En Menorca, la Protectora de Animales de Maó ve con prudencia esta iniciativa. Reconocen que algunas personas mantienen más animales de los que pueden cuidar en condiciones óptimas, lo que genera conflictos en su entorno. Sin embargo, advierten que una limitación rígida puede acabar penalizando a quienes sí cumplen con sus responsabilidades.

Desde la entidad recuerdan que no todas las situaciones son iguales: el espacio disponible, el tipo y tamaño del animal, su comportamiento o el tiempo que el propietario dedica a su cuidado influyen directamente en el bienestar del animal y la convivencia con los vecinos.

Regulación necesaria, pero con matices

En varios municipios baleares ya se han fijado límites similares, generalmente entre tres y cinco animales por vivienda. En todos los casos, se contempla la posibilidad de solicitar permisos especiales para superar ese número, previa evaluación de las condiciones del hogar.

En Menorca, la protectora considera que un planteamiento de este tipo podría tener sentido si se aplica con flexibilidad y criterios técnicos claros. No es lo mismo —apuntan— convivir con tres gatos que con tres perros de gran tamaño, ni es igual hacerlo en un piso urbano que en una casa con patio o terreno.

Por ello, defienden que cualquier medida debería basarse en un estudio individualizado y no en una cifra general. Limitar el número de animales puede ayudar a prevenir el maltrato o los problemas de convivencia, pero requiere recursos y capacidad de gestión municipal.

Y ahí surge una de las principales preocupaciones: la falta de personal técnico especializado en bienestar animal en muchos ayuntamientos menorquines. Si se implantara una norma como la de Llubí, serían los servicios municipales quienes tendrían que evaluar cada solicitud, algo para lo que hoy no están preparados.

 Riesgo de saturación administrativa y dilemas éticos  

La aplicación de un límite estricto supondría un reto administrativo considerable. Los ayuntamientos deberían revisar cada caso, valorar el espacio y las condiciones de cada vivienda y decidir si conceden o no la excepción.

En caso de denegarse el permiso, la normativa prevé el decomiso de alguno de los animales, una medida que genera serias dudas éticas y logísticas. ¿Qué mascota se retira? ¿A dónde se traslada? ¿Quién asume su manutención? Las protectoras alertan de que esta situación podría saturar sus instalaciones y generar conflictos innecesarios entre ciudadanos y administraciones.

Pese a las críticas, la intención del Ayuntamiento de Llubí es clara: concienciar sobre la tenencia responsable y frenar los casos de abandono o acumulación. Desde Menorca, se reconoce que existen personas que no deberían tener animales por falta de compromiso o recursos, y que en ocasiones es necesario intervenir para proteger tanto a los animales como a la convivencia vecinal.

Sin embargo, la clave, insisten, está en educar más que prohibir. La concienciación, la esterilización y la supervisión responsable son, para las protectoras, las herramientas más efectivas para garantizar el bienestar animal sin castigar a las familias que actúan correctamente.

Colonias felinas y avances en bienestar animal  

Menorca ha avanzado en la gestión de las colonias felinas mediante el método CER (Captura, Esterilización y Retorno), con apoyo de subvenciones municipales y la colaboración de voluntarios. Sin embargo, la última convocatoria de ayudas se ha agotado y las entidades alertan de que los fondos resultan insuficientes para atender todas las colonias existentes en la isla.

Las protectoras recuerdan que el problema de la sobrepoblación felina no se resuelve en uno o dos años, sino que requiere continuidad y apoyo institucional sostenido. Aunque el método CER funciona y reduce el número de gatos callejeros, su eficacia depende de la regularidad de las campañas y la disponibilidad presupuestaria.

Desde las asociaciones insulares se subraya que el bienestar animal no puede depender solo de la normativa, sino de una sociedad comprometida. Limitar el número de mascotas puede ser una herramienta útil, pero la educación, la esterilización y la responsabilidad compartida siguen siendo el pilar fundamental para mejorar la convivencia entre animales y personas en Menorca.

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