Tres expertos desgranan qué le sobra y qué le falta a la Iglesia para reconectar con la sociedad

¿Qué le sobra y qué le falta a la Iglesia para conectar con la sociedad actual? Esta es la pregunta que ha centrado la mesa redonda del programa El Espejo de la Iglesia en Cope Mallorca, moderada por Bernardo Delgado. Para responderla, han participado el sacerdote diocesano jubilado Jaume Ribas; la magistrada jubilada María Fernanda de Andrés; y el delegado de la Compañía de Jesús en Mallorca, Rafael Mas.

Un divorcio con responsabilidad compartida

Los ponentes han coincidido en que existe un divorcio entre buena parte de la sociedad y la Iglesia católica, pero con responsabilidad compartida. De Andrés ha señalado que, junto a una situación social de secularización y materialismo, también hay signos de esperanza, como "un repunte de la fe" y la vuelta de los jóvenes a movimientos como Emaús o Effetá. Ribas, por su parte, ha ilustrado el cambio con su experiencia personal: "Cuando era pequeño, la iglesia estaba llena. Cuando me he retirado a los 80, he vuelto al pueblo, y la iglesia está totalmente vacía".

No somos cristianos por una decisión ética o por una gran idea, sino porque nos hemos encontrado con una persona"

María Fernanda de Andrés

Rafael Mas ha apuntado que, aunque la sociedad se haya podido alejar, la Iglesia tiene la obligación de dar el primer paso. "Pienso que, si la sociedad se ha distanciado, la iglesia siempre tiene que acercarse", ha afirmado, destacando los esfuerzos del pontificado del Papa Francisco por crear una "iglesia en salida" y más acogedora. En cuanto a las carencias, la magistrada María Fernanda de Andrés ha subrayado que la clave es el encuentro personal con Cristo. Citando a Benedicto XVI, ha recordado que "no somos cristianos por una decisión ética o por una gran idea, sino porque nos hemos encontrado con un acontecimiento, con una persona que ha abierto un nuevo horizonte en nuestra vida, Jesucristo". Según ella, cuando uno se centra en seguir a Jesús, "pierde las ganas de andar criticando" los defectos de la institución.

Si la sociedad se ha distanciado, la iglesia siempre tiene que acercarse"

Rafel Mas

¿Qué le sobra a la Iglesia?

Para Rafael Mas, el problema no es el Evangelio, sino lo que se le ha añadido: "la rigidez y el formalismo vacío". Ha criticado que la Iglesia sea "demasiado autorreferencial" y ha señalado el clericalismo como un "pecado" presente tanto en sacerdotes como en laicos. Jaume Ribas ha compartido esta visión, deseando que "el libro de cabecera de los obispos no fuera el derecho canónico", al considerar que las normas a veces impiden llegar "a la esencia del cristianismo".

A veces las normas impiden llegar a la esencia del cristianismo

Jaume Ribas

Ribas también ha criticado la visión negativa sobre el sexo que, a su juicio, ha mantenido la institución. En esta línea, De Andrés ha defendido la necesidad de explicar mejor el valor que protegen las normas, citando la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. Según la magistrada, no se trata de imponer límites, sino de entender que "tu novia es un regalo de Dios para ti, y que tú la tienes que custodiar, y cambias completamente la perspectiva".

¿Y qué le falta?

En cuanto a lo que le falta a la Iglesia, Mas ha abogado por desarrollar una "espiritualidad de la escucha", encontrar un "lenguaje nuevo" y una "creatividad misionera" que conecten con la cultura actual. También ha destacado la importancia de crear "comunidades pequeñas y significativas". Ribas ha apuntado a la necesidad de "descubrir a través de los pobres ese espíritu solidario", inspirado en la teología de la liberación y su experiencia como misionero en África.

Por su parte, María Fernanda de Andrés ha insistido en la importancia de la oración y el silencio en la liturgia: "Si no estamos conectados a la fuente, no podemos ser luz". Finalmente, de cara al futuro, los ponentes han señalado varios caminos: asumir la sinodalidad para "escuchar de verdad a los laicos" y "dejar que el espíritu nos sorprenda", en palabras de Mas, y la urgencia de dar respuesta a problemas como la soledad o la salud mental para volver a vertebrar la sociedad.