Las líneas de cruceros siguen en parada mundial aunque ya se empiezan a preparar para volver a la actividad aunque el director en España de la Asociación Internacional de Líneas de Crucero (CLIA), Alfredo Serrano, reconoce en COPE que lo que hay en estos momentos es mucho interés y pocas certezas.

No hay nada concreto todavía ya que sigue rigiendo la prohibición de los curceros a operar aunque Serrano reconoce "sí está empezando el interés por las navieras por cambiar la situación, en Europa y sobre todo en el Mediterráneo por la mejora de la situación sanitaria. Se está trabajando con el Ministerio de Transporte para ver si se puede reactivar, "hay mucho interés pero aun no hay certezas".

Según Autoridad Portuaria de Baleares en Palma en julio está prevista la llegada de tres cruceros y 35 escalas en agosto, unas cifras que corresponden a reservas aunque todavía no hay confirmación de que todos esos cruceros vayan efectivamente a venir . El director de CLIA en España recuerda que a pesar de las reservas "existe todavía la prohición del Gobierno para el tráfico de cruceros en los puertos espñoles, lo que hay son reservas y expectativas. La normativa actual permite excepciones, podría ser alguna de esas excepciones" .

LAS COMPAÑÍAS ARRANCARÁN CON "PROYECTOS PILOTOS" PARA PROBAR LOS PROTOCOLOS

Antes de operar las compañías necesitan una certeza de regulacion y administrariva clara ya que los barcos son grades instalaciones con costes fijos muy importantes. Explica Alfredo Serrano que hay algunos países europeos más avanzados y se espera que en España empiecen a abrir.

Las operaciones previstas inicialmente serán tímidas, "una especie de proyecto piloto para rodar protocolos, para dar tranquilidad al pasajero de que los detinos son seguros para garantizar que estaran seguro en tierra y a bordo". Y es que señala Serrano " las experiencias y protocolos cambiarán, las compañías los probaran antes con algún barco, no sé cuánto durará el rodaje pero ninguna compañía prevé poner en actividad su flota al completo sino de forma gradual".

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Y es que Serrano recuerda que el esfuerzo logístico y los costes de poner en marcha un barco son muy considerables. Para un barco medio de 3.000 pasajeros la tripulación ronda el millar de personas que tienen que ser traidos desde todos los lugares del mundo y formarles en nuevos protocolos además de aprovisionar el barco y todo con las dificultades actuales de los viajes internacionales.