Me gustan los parones porque juega España
La opinión de Jordi Jiménez sobre las tan criticadas interrupciones de la liga por las fechas de selecciones.

España celebra un gol en Georgia
Mallorca - Publicado el - Actualizado
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Estamos en pleno parón por selecciones del mes de Noviembre. Desde el temprano arranque de la liga en España, en fechas inadecuadas y contra natura en plena canícula, ya van tres interrupciones: Septiembre, Octubre y Noviembre por las fechas FIFA de partidos de selección.
Los parones tienen muy mala fama sobre todo en España, donde algunos prefieren ver a su equipo antes que al equipo nacional, como si el equipo nacional no fuera tan suyo como el otro. Muchos lo celebran y lo viven, pero es cierto que algunos no lo ven así o sólo quieren saber de la selección cuando llega una gran cita, porque después casi todos quieren disfrutar de una gran Eurocopa y Mundial y se enfadan si no hacen un buen papel.
Podemos convenir que el calendario está sobrecargado, cada vez más partidos y competiciones, entenderemos que es lógico que provoque contrariedad en los equipos que un jugador se pueda lesionar en mitad del campeonato por un compromiso de selección. También podría lesionarse en un entrenamiento con su equipo pero es cierto que cuantos más partidos más posibilidades de problemas, convendremos que el calendario está sobrecargado y que quizá faltaría algo de orden, tiempo de clubes, tiempo de selecciones.
Sin embargo, España, el equipo nacional, no puede pagar la incomodidad que provoque el calendario, el partido de España nunca puede ser un problema ni un incordio. Que haya a quien le resbale por razones futbolísticas o políticas es indiferente, España le seguirá representando.
Futbolísticamente tampoco puede ser un problema que haya partido de España, al revés, es una bendición y lo es por dos razones: futbolística y orgullo de pertenencia. La futbolística es clara porque ver jugar a España es un placer, es un equipo riquísimo futbolísticamente hablando, lleno de talento y calidad, versátil porque puede jugar con extremos cuando están dos de los mejores extremos del mundo, Nico y Lamine, o puede jugar de otra manera, más por dentro como en Georgia.
Le sobra calidad, tiene jugadores para elegir, ha conseguido mejorar su punto débil, el centro de la zaga, con diferentes opciones de centrales como Huijsen, Le Normand, Laporte pero también Vivian y Cubarsí. Los laterales son extraordinarios, aun sin Carvajal están dos excelentes jugadores como Porro y Llorente, en el otro lado uno de los mejores del mundo, Cucurella.
Ser superior o demostrar que se es superior.-
España goleaba el otro día en Georgia sin medio equipo titular, Lamine, Nico, Pedri, Rodri, Carvajal... Da igual, España brilló, Zubimendi, Fabián, Baena, Porro... Y alguno dirá que contra Georgia, claro. Bien, contra Georgia o contra quien sea, cualquier partido se puede poner cuesta arriba en el fútbol de hoy, una cosa es ser superior, otra demostrarlo y meterle mano a un rival.
Se juntan unos días, hay poco tiempo de preparación, te van a esperar porque te saben superior y hay que masticar ese partido, saber por dónde entrar, ser atrevido y tener personalidad como la tiene España, ir a por el partido desde el minuto uno y después hacerlo bien, no basta la calidad, hay que buscar los huecos, hay que enlazar con velocidad.
España es una bendición para el fútbol, la España de De la Fuente, también lo fue la de Luis Enrique que hubiera merecido otro premio pero se estrelló. De la Fuente desde el primer momento supo sacarle el máximo al equipo y darle versatilidad, claro que para hacer lo que hacen hay que tener la calidad que tiene España.
Nunca puede ser un problema.-
Más allá de la cuestión futbolística, ver a España nunca puede ser un problema o un inconveniente. Dice mucho de un país que no todos tengan ese orgullo de equipo nacional, un país que no se quiere está destinado a la mediocridad, no se trata de chovinismo ni de nacionalismo, se trata de sentimiento de pertenencia.
La educación y la política centradas en la parcela propia ha acentuado la división, creerse diferente o singular lleva décadas fragmentando el país, rompiendo la cohesión nacional y la cohesión social. Algunos intencionadamente han confundido patria con ideología, cuando la patria engloba a todos sin importar su ideología.
Sin embargo, hay quienes ven patrias pequeñas en su territorio porque creen que les distingue una lengua y unas peculiaridades, como las tienen todos los territorios, por cierto. Imaginen cuántas naciones nos saldrían en cada país africano o americano con centenares de lenguas indígenas, o en Europa mismo, en Suiza, en Bélgica, Italia...
Explicar el orgullo de pertenencia es innecesario, se tiene o no se tiene. Basta ver a un joven futbolista irlandés como Troy Parrot absolutamente emocionado tras haber marcado tres goles y el gol en el descuento que mete a su equipo en la repesca para el Mundial, sí, la repesca. Ni pensar si hubiera sido ya para el Mundial. Ejemplos los tenemos en todo el mundo.
Si hablamos de España como equipo, los jugadores están en un equipo ganador, disfrutan y se nota, son campeones de Europa, finalistas de la Liga de las Naciones, son aspirantes al Mundial, son un grupo de jugadores fabulosos. Ya hoy nadie habla de los Iniesta, Xavi, Villa etc salvo para una efeméride. Parecía que el mundo se acababa cuando fue dejándolo la generación anterior y gloriosa. España es capaz de seguir generando futbolistas increíbles, pese al excesivo academicismo, pese a que necesita volver a la calle, más Yamales, también Virgilis y menos fútbol de salón en moqueta verde desde la tierna infancia.
España gusta y se gusta, los jugadores disfrutan y se nota, algunos incluso rinden muy por encima de su equipo como Oyarzabal, porque los futbolistas se mueven en ecosistemas, y no es el mejor momento de la Real Sociedad.
España opta al Mundial sí, y entonces será cuando se apunten muchos que hoy ven con desprecio tener que parar la liga para jugar contra Georgia y Turquía. En lugar de disfrutar el proceso, de cada partido, de cada vez que suena un himno que para sorpresa de muchos, no empezó con Franco sino a finales del siglo XVIII, porque a algunos hay que explicarles que España no empezó hace unas décadas, sino que es una nación con una historia tan larga y tan increíble, que no se puede resumir, que no es el país reciente y atrasado que les han pintado desde pequeños.
Por el desconocimiento se perece, por la falta de auto conocimiento empieza el derrumbe, y llevan muchos años intentando que los españoles, hayan nacido en Ávila, Durango o Tarragona, desconozcan de dónde vienen, que sepan que la historia de España es la historia del mundo.
Al no conocerse desprecian su condición de españoles y prefieren pensar que son otra cosa, sobre todo si te dicen que vienes de una familia de delincuentes. Cuando eso ocurre, y viene ocurriendo desde hace mucho, lo que quieres es borrar tu pasado, despreciarlo, separarte de él. Otras naciones tienen historias muchos más terribles, terribles de verdad, pero han conseguido contarse otra historia y hay orgullo de pertenencia. Hay que añadir que los tiempos están cambiando y la verdad histórica empieza a interesar a muchos en España. Y muchos jóvenes.
Volvamos a los parones.-
Son buenos los parones porque juega un gran equipo. Quizá mañana contra Turquía no estén bien, quizá se estrellen pese a que todo hace indicar que no, pero es fútbol y la maravilla del fútbol es que no hay certezas. Da igual, España es una bendición para el fútbol, quizá un día no estén bien, habrá errores, partidos menos lucidos, vendrán épocas peores. Quizá España no haga un buen Mundial aunque lo tiene todo para hacerlo, pero verles jugar es un placer. El gol de Zubimendi el otro día con ese pase interior de Fabián de primera tras cambiar Baena el sentido del ataque es maravilloso.
Y son buenos los parones también porque se desinflama la liga. Esa inflamación permanente que parece tener todo lo que rodea la liga, en ese universo Barcelona-Real Madrid en el que un estornudo de Yamal es repetido 50 millones de veces, que cansa mortalmente a cualquiera.
Cuando para la liga baja un poco el suflé, ese que se cocina en cada semana y en cada plaza de Primera División.
Porque es cierto que en cada sitio su equipo equipo es el centro del universo. Y es normal porque el fútbol es pasión e irracionalidad muchas veces, pero las polémicas, las crisis, los nervios, incluso las euforias, se calman durante unas horas y días porque la atención se va hacia la selección.
También hace que otras ligas como la Segunda o la Primera RFEF, o los equipos de otros deportes con arraigo también tengan el protagonismo que no tienen habitualmente, que esos deportes que también importan en las ciudades tengan su espacio. Un Tiempo de Juego con Segunda y protagonismo para otros equipos, muchos con historia de Primera.
Y sobre todo, qué descanso de dejar de oír la cantinela del universo Real Madrid-Barcelona, durante unos días, no tiene precio.



