La Festa da Ostra de Arcade vive su día grande con más de 30.000 visitantes

La XXXVII edición de la Festa da Ostra de Arcade vivió este domingo su jornada más especial, marcada por la emoción, los reencuentros y una masiva participación. Más de 30.000 personas pasaron durante el fin de semana por este evento gastronómico que convierte a Soutomaior en el epicentro del sabor a mar.

Desde primera hora de la mañana, las calles de Arcade se llenaron de música y alegría con el pasacalles de la Banda Artística de Arcade y la Banda Cultural de Arcade, que ofrecieron un pequeño concierto en el muelle antes de que miles de personas comenzaran a llenar la carpa principal del Peirao.

El buen tiempo acompañó y el público no falló. La carpa se llenó para disfrutar de la ostra al natural y de la gastroexperiencia OsTrés, formada por tres preparaciones especiales: ostra “A Touca” a la gallega con ramallo de mar, ostra adobada en salsa teriyaki sobre crema de aguacate y caviar de arenque, y ostra en escabeche tradicional. Los platos fueron elaborados por Calidus Catering, dirigido por el vecino de Soutomaior Joaquín Lema, y fueron uno de los grandes éxitos de esta edición. Todo ello, maridado con Albariños de las bodegas locales: Noelia Bebelia, María Vinyals y Quinta da Eiras.

A las 13:00 horas llegó el momento del pregón. Antes de dar paso al pregonero, el alcalde de Soutomaior, Manu Lourenzo, agradeció “el enorme trabajo” realizado por el personal del Concello, ostricultores, bodegueros y todas las personas implicadas en esta edición. “Un año más me siento orgulloso de mi pueblo y del cariño con el que se vive la Festa da Ostra”, afirmó, dedicando también una mención especial a Joaquín Lema por su implicación con “la fiesta más importante de Arcade”.

El encargado del pregón fue el monologuista y contador de historias Celso Fernández “Celsiño”, vecino de Soutomaior aunque nacido en Lalín. Celsiño comenzó su intervención con humor, contando que un amigo le dijo: “¿Y cómo no ibas a dar tú el pregón, si en el interior siempre estuvisteis condenados al ostracismo?”. En su discurso comparó la ostra con la castaña, un “fruto guardado en un envoltorio protector”, y señaló que abrir y comer una ostra directamente del mar “es como comer una castaña apenas cocida en leche con una pizca de sal”.