Sabíamos por los escritos que los vinos de Galicia tenían fama desde la época de los romanos, pero faltaban pruebas físicas. Ahora las tenemos  gracias a la labor de investigación de Luís y Alejandro Paadín- padre e hijo- que se han calzado las botas y han dado con numerosos lagares de piedra de los que se utilizaron durante siglos para elaborar los caldos gallegos. 

Son especialmente numerosos en comarcas como Monterrei o la Ribeira Sacra. Se da la circunstancia de que muchos vecinos sabían de su existencia pero desconocían cuál era la utilidad de esas estructuras que habían quedado en desuso.

El resultado de su investigación lo han recogido en la publicación "Las piedras que hacían vino", que presentan hoy en Fitur.