Hosteleros, vecinos, trabajadores, festivaleros... Las historias que unen tres días de O Son do Camiño
La vida de la pequeña parroquia compostelana de San Marcos se ve alterada estos días, aunque la convivencia predomina sobre los problemas puntuales

Escucha el especial de O Son do Camiño en Herrera en COPE desde la parroquia de San Marcos
Santiago - Publicado el
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San Marcos es una pequeña parroquia rural sita a escasos tres kilómetros del núcleo urbano de Santiago de Compostela y donde el único elemento que altera la vida cotidiana de sus vecinos es el paso constante de peregrinos que se produce a diario, al ser una de las principales vías de acceso del Camino francés y, habitualmente, última parada antes de llegar hasta la plaza del Obradoiro. Pero hay unos días al año en el que a los peregrinos con mochila y a los vecinos con bolsas, se unen los asistentes al Festival O Son do Camiño a quienes fácilmente se les reconoce por sus pulseras color violeta.
Es el caso de un grupo de amigos llegados desde Ribadavia, en la provincia de Ourense, a quienes nos encontramos a 500 metros del camping de O Son do Camiño donde pernoctan, "hoy regular, por la lluvia y el ruido de los vecinos de la tienda de al lado, que no han parado de hablar" dicen entre risas y que, cargados con una nevera de playa, planifican los víveres que van a necesitar para pasar el día entre bebida, hielos y comida.
Productos que comprarán en las pequeñas tiendas que se encuentran dispersas por la parroquia, gracias a la habitual presencia de peregrinos, o en establecimientos hoteleros como el que regenta Bea junto a la carretera que une Santiago de Compostela y el Aeropuerto de Lavacolla.
multiplicar por tres la actividad
Un bar, cafetería y restaurante Raxería-Puplería que es mucho más, ya que incluso cuenta con un punto de Administración de Loterías, por lo que es habitual desde primera hora encontrarse con vecinos que van a tomar café, a los que estos días se unen los asistentes al festival "que no llegan hasta pasadas las once y media", aunque ya en la primera mañana a primera hora han acudido un grupo de ellos "que tenían antojo de pulpo y han pedido ya unas tapas".

Acceso a la Raxería-Pulpería San Marcos
Peticiones que rompen la cotidianidad de este establecimiento que, según reconoce la propia Bea multiplica estos días de O Son do Camiño "todo por tres, trabajo personal y género a reponer", aunque también asegura que las tareas de reponer bebidas y comida para el día siguiente se ve beneficiado por el hecho de que "a partir de las 7 y media es ya muy raro que aparezca alguno de los asistentes al festival, que ya se concentran en el interior del recinto".
MÚSICA HASTA LAS 4 DE LA MADRUGADA Y TURNOS DE 12 HORAS DE VIGILANCIA
Un recinto vallado que en todo momento se encuentra perfectamente controlado en sus accesos por los empleados contratados para este evento de que se celebra en el Monte do Gozo de tres días de duración, aunque ya antes se instalan puntos de control de acceso de vehículos en el que nos encontramos a Ramón, un joven de Vigo que por segundo año ha decidido trabajar como personal de O Son do Camiño, con turnos que suman 12 horas de vigilancia en estos controles y que le permite disfrutar algo, también, del festival.
Aunque tras la lluvia y el frío de la primera jornada reconoce que "el año que viene no repito, prefiero venir como asistente a O Son do Camiño".
Unos controles de acceso y paso de vehículos que concentra alguna de las quejas de los vecinos de las casas más próximas al recinto del Monte del Gozo, ya que no entienden que éste se tenga que extender durante todo el día, aunque lo asumen con algo de resignación mientras contemplan el paso de los asistentes la festival del que, reconocen, no les causa mayores problemas salvo "no dormir demasiado porque la música está hasta las 4 de la madrugada".
Y mostrando cierto cinismo cuando se les hace ver lo limpio y recogido que aparece todo el entorno de la parroquia ya que, nos reconocen, "si llegas a venir hace unos días, esto no estaba así de recogido".
Por lo que se aplican el famoso dicho de no hay mal que por bien no venga, al ver cómo las brigadas de desbroce primero, y las de la limpieza durante la celebración del festival se afanan de mantener todo el entorno del Monte do Gozo limpio y recogido y sin que parezca que cada jornada pasen por allí más de 40.000 personas.
Y sin que, "salvo alguno que ha bebido más de la cuenta", se registren grandes incidencias entre quienes viven y quienes visitan esta zona de Santiago estos días.
Lo que demuestra la buena sintonía que hay y de la que hemos sido testigos entre vecinos y hosteleros de la parroquia de San Marcos y los trabajadores y asistentes al festival durante los tres días de O Son do Camiño.